¿Podrá el PRI construir la unidad sin apuñalarse luego por la espalda?

Por Rafael Gómez Chi

Una vez iniciado el proceso electoral el Partido Revolucionario Institucional construye la unidad para los comicios de junio de 2021, pero la gran pregunta es si podrán los tricolores cerrar filas y construir un proyecto ganador.

Tengo casi 30 años viendo procesos electorales y a lo largo de todos estos años, en cada elección, siempre surgen cosas como “hay que ir de la mano de la militancia”, “cercanos a la gente”, “unidos somos invencibles”, “el PRI tiene que retornar a las bases”, “hay que voltear al pueblo”. Son frases que muchos priístas repiten como loros sin importar de qué grupo o “ismo” formen parte.

Pero el problema de los tricolores no es que no sean “cercanos al pueblo”, sino que no han dejado de ser mezquinos, simuladores y mentirosos. Sí. Perdonen que sea tan directo, pero a las pruebas de la perfidia me remito, porque han sido muy pocas las veces en las que han podido sacar adelante un proyecto de forma integral y con todos jalando. Y aún así, ya en el poder, no pueden evitar apuñalarse por la espalda.

Siempre que puedo se los digo. La diferencia entre priístas y panistas es que los azules suelen darse con todo debajo y arriba de la mesa en la precampaña, pero cuando ya tienen candidata o candidato sí se suben al mismo carro y jalan parejo. Son unidos en ese sentido. Los tricolores se dan de madrazos sólo debajo de la mesa, le llaman a sus amigos de la prensa y les filtran cosas de fulano y de zutano con tal de impedir que obtenga la postulación.

Por encima de la mesa posan para la foto, sonríen, se abrazan, se dan palmaditas. Tienen reuniones de las que salen a decir a la prensa que son como hermanos y toda la cosa. Y luego, cuando sale el candidato o la candidata van y le alzan la mano y juran ante Dios Padre Todopoderoso Creador del Cielo y la Tierra que van a trabajar con él o ella. Sin embargo, a la hora de votar, pum, lo apuñalan por la espalda.

También están los que hacen su berrinche porque no resultaron ser los ungidos. Suelen irse a otros partidos y a algunos sí les va bien, hay casos. No obstante, son más los que piensan “si yo no voy a ser, tú tampoco”, pero no se van del PRI.

Priístas, mírense a sí mismos. Recuerden los procesos más recientes. Recuerden como crucificaron a Nerio Torres Arcila cuando sí podían. Reflexionen por qué perdieron la Gubernatura en el 2018. ¿Es mucho pedirles?

Panchito Torres en un municipio hablando con los priístas. ¿Podrán unirse?

El periodista Agustín Vega Martínez siempre me decía que los políticos son pérfidos, simuladores y mentirosos. Yo me preguntaba por qué piensa eso de ellos, porque no todos son así, hay muchos que son excelentes políticos y hay otros que no han tenido esa percepción porque han tenido que tomar decisiones que no hacen feliz a nadie. El tiempo se ha encargado de darle la razón a Vega Martínez, pero también a mí.

Para mí la política es el arte de construir acuerdos y tomar decisiones sin pensar en la popularidad. También es respeto hacia el otro y lograr influencia en la vida de los demás para colocar a cada quien en la balanza de la justicia. La política es también de momentos y de oportunidades y uno tiene que entender cuando le toca y cuando no. Deben entender que hay que construir. Que esto es como la pesca del marlín, jalas y sueltas, jalas y sueltas.

El cronista sabe de muy buena fuente que en estos momentos los priístas se encuentran en la construcción de un cuerpo, independientemente de la cabeza. Saben qué se necesita y saben dónde están las debilidades. Es muy posible que puedan salvar sus diferencias y enfrentar la elección. ¿Serán capaces ahora de resucitar?

El cronista sabe que los lectores andan ansiosos por los nombres, por la lista, las inclusiones y las exclusiones. Tengan un poco de paciencia. Además, este editorial no se trata de darles los nombres, sino de comentar lo que suele ocurrir a causa de las mezquindades. Por eso la pregunta de inicio del editorial. ¿En serio esta vez no van a apuñalarse por la espalda?