Y de la propietaria ni sus luces para resolver esta situación. Una mujer y un hombre que laboraron ahí describen para El Cronista Yucatán lo que vivieron
Por Andrea Segura Rodríguez
Mérida, Yucatán, 7 de septiembre de 2022.- Dos ex empleados de la empresa yucateca Tere Cazola denunciaron que fueron víctimas de violencia digital, acoso sexual y abuso laboral de parte de sus superiores durante el tiempo que laboraron para esa compañía.
Aunque ambos, una mujer y un hombre, señalaron a sus superiores, las dos personas apuntaron que la propietaria María Tereza Cazola Bravo nunca se preocupó por atender este tipo de situaciones en su negocio, al que afirmaron no se presentaba “y no se le molestaba con este tipo de cosas”.
A.G., una joven estudiante que laboró por dos años y medio en dicha empresa de repostería, aseguró en entrevista para El Cronista Yucatán que fue acosada en diversas ocasiones por las y los supervisores de las áreas en las que estuvo ahí.
Recordó que comenzó trabajando por 6 meses en el área de del call center, donde quienes eran sus supervisoras la trataban de una manera despectiva y aseguró que durante su estancia filtraron una fotografía intima suya. La empresa solo optó por cambiarla a ella de área, sin investigar ni reprender a nadie de lo sucedido.
Posteriormente, en piso de ventas, área donde estuvo por dos años y hasta la semana pasada, fue acosada sexualmente por uno de sus supervisores de tienda y a pesar de que esta situación se la informó al supervisor de zona, la mantuvieron trabajando con su agresor.
“Fui víctima de acoso por parte de uno de mis compañeros, quien me habló y tocó lascivamente sin mi consentimiento. De igual manera recibí un trato abusivo por parte de mis supervisores, quienes a pesar de saber de la situación de acoso por la que pasé, nunca hicieron nada al respecto y a mi agresor solo le dieron la suspensión mínima tras mi reporte”, recordó.
“No soy la única chica que ha pasado por esto y dudo mucho ser la última, pero espero que alzar la voz sirva para algo, pero mientras sigan encubriéndose entre ellos mismos no creo que pase nada”, lamentó la afectada.
Señaló que los más grave de la situación es el encubrimiento que hay entre los altos mandos de la empresa. Consideró que no es justo que una empresa que se vende como un lugar seguro para las mujeres, no tenga tacto y preparación para atender estas problemáticas que se dan entre su personal y se les violente tanto a mujeres como a hombres.
“A la propietaria de la empresa nunca teníamos acceso, la gente de recursos humanos, siempre la negaban; nos decían que a ella no se le molestaba con estos temas y que no tenía tiempo para atendernos”, puntualizó.
Indicó que los responsables de regular esta situación son del departamento de Recursos Humanos, pero era poco probable que sus denuncias llegaran a esta área, ya que los mismos supervisores evitaban que eso suceda.
A.G. ya interpuso una denuncia formal por los hechos a la Fiscalía general del Estado (FGE) la cual quedó asentada en la carpeta GP/001812/2022, pues sus ex compañeras le han informado que los empleados de altos mandos, están buscando fotografías de ella en sus redes sociales, para con esto intentar amenazarla y/o amedrentarla.
A esta denuncia se suma, Adrián H., quien laboró para la franquicia como chofer repartidor. Respaldó las denuncias de a A.G., ya que asegura haber presenciado en muchas ocasiones los malos tratos que muchas compañeras cajeras como ella sufrían por parte de los supervisores de tienda.
“No tenía hora de comida y en días festivos las dejaban laborando todo el día. Del tema del acoso era muy evidente en las sucursales, los supervisores y hasta los mismos compañeros hombres siempre las estaban molestando”, relató.
Indicó que el durante el tiempo que trabajó también sufrió maltrato por parte de un supervisor de seguridad, quien intentaba extorsionarlo, debido a que veía que tenía una buena relación con las compañeras de las sucursales, indicándole que iba acusarlo a su supervisor de mantener relaciones íntimas con ellas, si no le pagan entre 500 y 600 pesos semanales.
“La dueña ni siquiera de dirigía a nosotros como empleados, ella nunca accedió con nadie de nosotros. Nunca se presentaba ahí en la planta procesadora”, comentó el ex empleado.
Adrián comentó que renunció a dicha empresa pues las reglas se volvían absurdas para su puesto, pues les estaban exigiendo como repartidor realizar el registro de sus horas de comida, situación la cual consideraba imposible al tener un puesto en el cual la mayoría del tiempo requería que se encontrará fuera de las instalaciones.
Ambos ex empleados coincidieron en que no es justo que una empresa como Tere Cazola se aproveche de la necesidad de trabajo que tienen sus colaboradores para cometer maltrato laboral. (Las fotografías son ilustrativas)