Jorge Carlos arranca. «Voy a convencerlos de que hay otra opción, que me den la oportunidad»

Por Rafael Gómez Chi

Mérida, Yucatán, a 9 de abril de 2021.- “¿De verdad podríamos aceptar que el futuro es de unos cuantos o podemos en esta campaña demostrarles, caminando en la calle, tocando puertas explicando el futuro, convencerlos de que se dé otra oportunidad?”, preguntó Jorge Carlos Ramírez Marín con Andrés Quintana Roo a sus espaldas y la parroquia de Santa Ana al frente.

Había caminado del mercado Lucas de Gálvez hasta ahí, rodeado de la prensa que se levantó en el tramo más oscuro de la noche, que es a punto del alba, para empezar la jornada con tortas de cochinita de La Tía, el primero o el último, según se le mire, de los puestos del mercado.

—¿Por qué quiere Ramírez Marín ser Presidente Municipal? —volvió a preguntarse mientras el sudor se le enfriaba en la frente—. Porque creo que tiene más experiencia que ningún otro, porque puedo hacer acuerdos, construir un sistema de transporte urbano sin tener que excluir a nadie, promoviendo empleos. Los mercados son joyas que se tienen que conservar, por eso estoy aquí, en Santa Ana, donde me vieron creciendo.

Los sonidos del mercado y la calle 60 eran como la sordina, sin estrépito y con disimilo, como aquel hombre que construía papagayos para vender en ese parque y que a cada frase del candidato del PRI para Presidente Municipal de Mérida jadeaba, mascullaba sin levantar la mirada.

En ese ambiente, al que el candidato llegó primero para inaugurar la casa de campaña, Jorge Carlos se declaró grato, por poder caminar sobriamente en “esta doble y triple Mérida” en la que “todavía podemos disfrutar a su gente, a sus familias”.

—Ha sido una jornada extraordinariamente agradable —repitió. Y decimos repitió porque ya antes, saludando a la gente en la entrada del mercado Lucas de Gálvez, por la zona del Museo de la Ciudad, había declarado lo mismo a la prensa, pero además había añadido que “un alcalde se tiene que levantar muy temprano; un alcalde tiene que desayunar en la calle para saber qué está pasando”.

Con su hijo, al que apodan “El Croata”, desayunó y después caminó llevando las cámaras como nísperos saliéndosele de la canasta del mandado, atropellándose entre ellos tanto, que dos señoras cruzaron preguntándose por la sana distancia.

En Santa Ana, en el Remate del Paseo de Montejo, donde cortó el listón de la casa de campaña, presentó al coordinador de la misma, Raúl Galán. “Él estará al frente de la casa de campaña, que está a su disposición, como de toda la ciudadanía. Aquí pueden venir a hacer preguntas sobre la campaña, pero también a plantear problemas, mandarnos sus opiniones. Esta será de la campaña pero igual una casa, la representación de una casa para todos, juntos por Mérida, una Mérida para todos”.

Una veintena de jóvenes ondeaba banderines al otro lado de la calle.

—¡Marín! ¡Marín! ¡Marín!

Y después, en aquella explanada donde se encuentra el monumento a uno de los próceres del movimiento de independencia, habría de soltarse, habría de ir más a fondo.

—No me van a contar cuánto tarda en desaguarse una ciudad. ¡Cómo me van a decir que no se puede resolver el problema de una vialidad! Salgo a recorrer calles porque tengo la absoluta convicción del futuro, esta ciudad puede ser punta de tecnología, para todo el mundo, no para todo el país.

Escuchándolo estaban presentes las candidatas Carolina Herrera Casares con esa sonrisa que te acaricia el alma a pesar del cubrebocas; Karla Franco, vivaracha y alegre; y Gabriela Cejudo con una seriedad que no le restaba encanto. Ahí lo escuchaban también Ana Gabriela Aguilar Ruiz y Gabriel Barragán, candidatos a regidores.

—Hacer como que uno no existe es condenar a la gente a la frustración y la frustración lleva a la violencia, por eso empezamos caminando y estoy seguro que voy a tener el apoyo de los meridanos, se trata de convencerlos, sí se puede.

Sostenía sus palabras mirando en derredor, con el rostro afeitado en el que solo el bigotito, recortado, y la camisa blanca con el logotipo de la campaña “Marín/Mérida 2021”.

—Los mercados pueden ser una joya, no tenemos que confrontarnos, podemos convivir ciclistas con automovilistas sin afear avenidas, cuidando las tradiciones —agregaría.

Y precisamente unos minutos antes había conversado con el cronista mientras lo convidaba un agua de jamaica y él confesaba que el mondongo no es de sus favoritos por culpa de una de sus abuelitas. Y ahí decía que los mercados no tienen por qué ser feos ni malolientes, porque sí se les puede colocar un moderno sistema de recoja de desechos, “pero nomás no han querido”.

—A mí no me preocupan los golpeteos, ni los de pecho, ni los directos, así son las campañas, para eso son, me preocuparía no poder explicar a los meridanos qué es lo que quiero, el futuro al que les estoy invitando.

—Por eso les pido que confíen en mí para llevarlos al futuro, confíen en Ramírez Marín, no les he pedido tres años más para ver qué puedo hacer, porque no han escuchado de mí pretextos para echarle la culpa al senador que estuvo detrás de mí o a los diputados del pasado. Cada vez que los yucatecos me han encomendado una tarea la he cumplido, honrada y cabalmente y esta no será la excepción.

—¡Voy cuidar este pequeño país que es Mérida! Sólo hay una condición, es imposible asumir solo esta tarea, donde quiere alcanzar el futuro, juntos, con mi familia. La conquista es esa. ¡Hoy comenzamos, no paramos, al Palacio Municipal!.

La gente lo arropó con vivas y aplausos y el cronista observó que no hubo ni rechiflas ni rechazos, por el contrario, el saldo del arranque de campaña priísta había sido positivo, tanto, que  Jorge Carlos miró al hombre de los papagayos y no solo le compró uno sino que se dio el tiempo de volarlo, de volarlo muy alto.