«Ojalá mi esposa tarde en venir al súper»: Mauricio Vila en la inauguración de Walmart

Por Rafael Gómez Chi

Muy quitado de la pena, Mauricio Vila Dosal lanzó una confesión a los invitados y a la gente que hacía la fila para entrar al súper.

—Mi esposa me preguntó si hoy abre Walmart, que porque le va a quedar más cerca.

Y con ese desparpajo que a veces le caracteriza cuando está frente al micrófono, Vila Dosal soltó:

—Espero que mi esposa tarde unos días en venir… —y se rio como aquel niño que hace una travesura.

El alcalde Renán Barrera Concha lo observó con el rabillo del ojo, pero sin dejar de sonreír.

El cronista se hallaba a unos metros, entre los anaqueles del departamento de mujeres, practicando pasos de baile frente a una de las pantallas de la videovigilancia de Walmart, sucursal Campestre, que este viernes abrió sus puertas.

Llovía cuando Vila Dosal arribó al evento, programado para las diez de la mañana. Se trataba del corte de listón de la tienda número 40 que abre Grupo Walmart en Yucatán, con lo que ya generan más de 4,000 empleos directos, 5,000 empleos indirectos y con inversiones de alrededor de 4,500 millones de pesos.

La ceremonia se realizó a la entrada de la tienda. Una tarima de dos niveles y enfrente de los invitados encabezados por el Gobernador y el Alcalde, los asociados. En el otro extremo, la prensa, el equipo de sonido y las bocinas.

—Señoras y señores, está con nosotros, ¡el Gobernador del Estado, el licenciado Mauricio Vila Dosal! ¡Fuertes los aplausos! —se desgañitó el maestro de ceremonias, Fernando Río Rosado.

El cronista tiene casi 30 años cubriendo actividades de los gobernantes y todavía le asalta el vértigo de la parafernalia alrededor del mandatario. Ujieres, funcionarios, fotógrafos, reporteros, los anfitriones, metiches, curiosos y demás, conforman una especie de séquito que rodea a quien ocupa la titularidad del Ejecutivo.

No importa si es hombre o es mujer, si es popular o no es popular, si es de un partido o del otro. El halo que envuelve al poder se mueve en todas direcciones, como una especie de masa sin forma que, curiosamente, se controla por sí misma. Y dependiendo del lugar del evento es lo que dura y cómo se comporta. En un pueblo la masa es heterogénea, se presenta con peticiones, solicitudes y selfies. En la inauguración de un supermercado es más solemne, menos invasiva.

Apenas ocupa su lugar el Gobernador, los demás se forman en derredor. El equipo de asociados de Walmart dirige las porras. “¡Denme una W!”, “¿Qué diceeeeee?”.

Transcurren los discursos, hablan los directivos, el alcalde Barrera Concha pondera a la ciudad de Mérida y enseguida el Gobernador hace un recuento de inversiones, proyecta la seguridad que ofrece el Estado y aprovecha que a pesar de que en redes sociales a veces no le va bien, para bromear o decir algo fuera del guión, para naturalizar el discurso.

—¿Están acá los asociados o no están?

—¡Siiiiií!

—No les escuché, ¿están o no están?

—¡Siiiiií!

—Pues decirles que ustedes son parte de la reactivación económica de Yucatán; que con estos empleos, vamos a llevar el bienestar a muchas familias; que el dinero que ustedes van a ganar se va a distribuir en muchas otras empresas yucatecas, cuando salgan a cubrir sus necesidades.

No olvida pedirles que sigan cuidando su salud porque la pandemia ahí sigue, no se ha ido. “Vamos a poder lidiar con esta pandemia y vamos a poder regresar a a esta nueva normalidad, si tenemos 3 medidas fundamentales y todos somos responsables: uso correcto del cubrebocas, desde el puente de la nariz hasta la barbilla; la sana distancia, y por supuesto, higiene, especialmente el lavado de manos”, exhorta.

Cortan en listón que declara inaugurada la tienda y lo invitan a recorrer algunas áreas de la tienda mientras afuera, la fila de personas para entrar es larga, muy larga.