Notarios públicos de Yucatán denuncian que pretenden que «colaboren» con los billetes de la rifa del avión presidencial

Por Rafael Gómez Chi

Gran revuelo e incluso enojo causó en el gremio de los fedatarios una carta que les envió el presidente del Consejo de Notarios, Enrique Irabién Arcovedo, en la que les solicitó su “aportación voluntaria mínima” de 2,500 pesos para cinco boletos del sorteo del avión presidencial.

La misiva fue girada este miércoles 2 de septiembre y aunque el abogado Irabién Arcovedo les aclaró que no es un mensaje oficial del Consejo de Notarios, hubo quienes le aclararon que eso ni siquiera debió pasársele por la mente. No a todos les llegó la misiva, al parecer a los que tienen que ver con trámites y escrituras relacionadas con el Infonavit.

“Por este medio, te hago extensiva una invitación personal para realizar una aportación voluntaria mínima de $2,500.00, la cual deberá de realizarse a más tardar el día Viernes 4 de Septiembre del año en curso, correspondiente al pago de 5 boletos para el sorteo, que se realizará el día martes 15 de septiembre del presente año”, dice la misiva.

Les indica datos de la cuenta de Banorte a la que deberán depositar a nombre de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y la Lotería Nacional.

Y aclara: “Es importante señalar que cuando realices el depósito, envíes el comprobante a Daniel Cervera (INFONAVIT) quien por mi conducto les hará llegar los boletos con los cuales participarás”.

“Este mensaje NO ES OFICIAL DEL CONSEJO, y se hace en forma personal, en virtud del apoyo solicitado”.

Ni tardos ni perezosos varios fedatarios públicos dieron el grito en el cielo, porque jamás en la historia había ocurrido algo así: Que el Gobierno Federal recurra a estas situaciones (ellos les llamaron bajezas) para vender los boletos de una rifa que desde el principio no se entiende, no es clara y más bien parece un delito.

Como se sabe, el Presidente Andrés Manuel López Obrador prometió en campaña que jamás usaría el avión presidencial y al tomar posesión inició un proceso para venderlo. Como no tuvo éxito, se le ocurrió “rifarlo”, pero resulta que quien gane no tendrá el avión, sino un pago monetario equivalente a los billetes de lotería que compró, en proporción al costo de la aeronave.