Por Raúl Asís Monforte González
Mérida, Yucatán, a 13 de junio de 2021.- Si tienes la edad suficiente, probablemente te tocó alguna vez ajustar, haciendo girar una ruedita metálica, la altura de aquella mecha plana que se humedecía con el combustible del depósito inferior, para regular la intensidad de la luz que emitía el quinqué a través de su pantalla de vidrio, que tenía un abultamiento que terminaba hacia arriba en una chimenea más estrecha.
Llamado así por algunas mejoras que le introdujo el farmacéutico parisino Antoine-Arnoult Quinquet, el quinqué desplazó con rapidez a las lámparas de aceite de ballena, ya que iluminaba mucho mejor el hogar. Era la iluminación normalmente usada hasta mediados del siglo XIX en todo el mundo, y probablemente hasta hoy sobreviva en algunas casas uno de estos dispositivos, listo para entrar en acción cuando un desperfecto en las líneas de CFE nos deja sin servicio de electricidad.
El combustible que humedecía la mecha, era el queroseno, también llamado en México petróleo diáfano, un líquido transparente que se obtiene de la destilación del petróleo, que tiene una densidad intermedia entre la gasolina y el diésel. En la actualidad se usa como combustible en aviones y se le llama turbosina.
Todos sabemos ya, que la quema de combustibles fósiles es la principal causa de la emisión, cada 24 horas, de 152 millones de toneladas de contaminación de origen humano causante de cambio climático. James Edward Hansen, físico y climatólogo estadounidense, quien hasta 2013 dirigió el Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, afirma que la energía calorífica atrapada por esa contaminación, equivale a hacer explotar cada día, 500,000 bombas atómicas de primera generación, como la Little Boy y la Fat Man detonadas el 6 y el 9 de agosto de 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki, respectivamente.
Esto nos da una idea de lo gigantesco que resulta el desafío de la emergencia climática, y clarifica el motivo por el cual debemos incrementar la ambición de las metas, y la velocidad a la que implementamos las acciones encaminadas a lograr la neutralidad de carbono antes del año 2050.
Mientras avanzamos con firmeza en la instalación de paneles solares en nuestras azoteas, y cambiamos a automóviles híbridos y eléctricos cero emisiones, hay sectores en los que la transición a energéticos completamente limpios es mas compleja y podría tomar más tiempo.
Mañana, a partir de la medianoche y en las siguientes 24 horas, 100,000 aeronaves comerciales despegarán desde alguna terminal aérea, y 75,000 barcos cargueros y pesqueros zarparán desde algún puerto de nuestro planeta.
Un avión, emitirá a la atmósfera en promedio, al quemar el combustible que impulsa sus motores, 250 g de CO2e por cada kilómetro volado, por cada pasajero transportado.
Un solo navío de carga, puede consumir en promedio al día, 175,000 litros de combustible fósil sucio, que además de emitir CO2, liberará la misma cantidad de dióxido de azufre (SO2) que emiten 300 millones de automóviles. Y esa cifra es para UN solo barco, en UN solo día.
Por eso resulta esperanzador, que la empresa Clean Planet Energy del Reino Unido, haya desarrollado y registrado, un combustible ultra limpio hecho con plásticos no reciclables, que es una variedad de queroseno para aviación, al que han denominado EN15940.
Ellos afirman, que este queroseno EN15940, puede ser usado por esos cien mil aviones y setenta y cinco mil barcos que mañana, y todos los días, surcarán los cielos y los océanos, pero que su quema liberará 75% menos de CO2e que su alternativa fósil, y sus emisiones de dióxido de azufre y dióxido de nitrógeno, son tan bajos, que se consideran despreciables para efectos prácticos.
Además, en su fabricación, se habrá evitado que 8 millones de toneladas de plástico lleguen a los océanos, para ser convertidas en este combustible ultra limpio. Por cada tonelada de plástico no reciclable que entra a una ecoplanta de Clean Planet Energy, se obtiene 7% de combustóleo (fuel oil), 25% de naftas, 5% de sólidos, 11% de gas, y un 52% de EN15940.
Desde luego, reducir 75% las emisiones de CO2 no es lo mismo que reducirlas a cero, y aunque en el proceso de elaboración de este combustible aún se obtienen productos derivados de los que es necesario disponer o utilizarse, este avance de Clean Planet Energy representa, en caso de poder dar el gran paso de masificar su producción y utilización, un extraordinario esfuerzo por ganarle la partida a la emergencia climática que amenaza a la humanidad.
Resulta interesante pensar, que un descendiente de aquel queroseno que usaba nuestro quinqué para iluminarnos, haya viajado desde el pasado, y venga a ayudarnos hoy para vencer este desafío.
© Copyright 2021. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados. Mérida, Yucatán a 12 de junio de 2021
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