Se precisa un nuevo, renovado acuerdo en materia energética mundial

Por Raúl Asís Monforte González

Mérida, Yucatán, 3 de noviembre de 2023.- Alcanzar las ambiciosas metas que el mundo se ha impuesto de crear un ecosistema energético que sea carbono neutral mientras conserva su competitividad dentro de una economía global de mercado, precisa un esfuerzo colaborativo sin precedentes entre los sectores público y privado, un renovado y concertado acuerdo, una comprometida alianza entre los gobiernos, el sector financiero, la ciencia, el desarrollo tecnológico y todas las partes interesadas asociadas a la transición energética global.

Esto solo es posible lograrlo mediante esquemas en los que todos los involucrados ganan, en donde todo aquel que aporte la infraestructura y la proveeduría necesaria que facilitará la transición energética global, sea recompensado justamente a cambio de su esfuerzo y talento puestos al servicio del objetivo. 

El sistema energético como lo conocemos hoy, ha estado dominado desde hace aproximadamente un siglo por los combustibles fósiles, esos que a lo largo de la historia han provocado sangrientas guerras, transformaciones geopolíticas, crisis financieras globales y, ¿porqué no decirlo? También crecimiento económico y prosperidad generalizada, con un alto costo ambiental. 

Ahora nos encontramos ante el umbral de un cambio disruptivo, un punto de inflexión de esos que son históricos y definitorios de toda una era, una transformación radical que responderá a la necesidad de detener por completo la quema de combustibles fósiles, para sustituir dichas fuentes de energía por otras que sean renovables y limpias. Más aún, ¿cómo alcanzar lo anterior sin crear nuevas dependencias, sin imponer nuevas amenazas, tanto en términos geográficos y políticos como tecnológicos? 

El creciente costo de la vida, alimentado por las aún altas tasas de inflación e interrupciones en las cadenas de suministro, imponen el desafío de hacer que la mezcla energética en un escenario de dominio de las fuentes renovables y limpias, permanezca atractiva al sistema financiero, al mismo tiempo que se mantiene asequible para los consumidores y rentable para los proveedores. 

El mercado de la energía ha dado saltos sin precedente en los últimos dos años, lo que ha detonado un amplio debate acerca de la transición energética, que, si pretende ser acelerada, encontrará importantes cuellos de botella en el camino. 

Pequeños y modulares reactores nucleares podrían ser mas sencillos de gestionar, con menos riesgos y requerimientos de capital. El hidrógeno podría en definitiva ofrecer un potencial inmenso a pesar de que se necesita mayor continuidad en el apoyo financiero y político, así como una más amplia y profunda desregulación que acelere los tiempos de puesta en marcha. 

Es así como hay que encontrar nuevos caminos por los cuales transitar hacia un mundo libre de combustibles fósiles, promover el uso de combustibles alternativos y establecer sistemas de economía circular. Es preciso encontrar el modo de incentivar a la industria para descarbonizarse y desarrollar tecnología. Para eso es que se precisan nuevos acuerdos y alianzas, para contribuir a una transición energética justa que promueva el desarrollo sostenible, pleno, incluyente y generoso que ya se ha vuelto urgente.
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