Carlos Evia, el guerrero de las grutas

Texto leído por el autor en la pasada Feria Internacional de la Lectura de Yucatán con motivo de la presentación del libro «Mitos y cavernas de México», de Carlos Evia Cervantes

Por Juan Góngora Castillo

Mérida, Yucatán, 27 de marzo de 203.- Para iniciar quiero primeramente agradecer al maestro Carlos Evia Cervantes por haberme invitado a acompañarlo esta noche en la presentación de su libro “Mitos y cavernas de México”. Es un honor estar con un gran amigo y casi hermano a quien conocí en las aulas de la Facultad de Ciencias antropológicas de la entonces Universidad de Yucatán. Cuando pensé que me había liberado de las matemáticas que me acompañaron durante toda mi educación básica, allí estaba Carlos para demostrarme que no era así, pues él era el joven profesor de la materia probabilidad y estadísticas. Sin embargo, en esta ocasión fue diferente pues aprendí con su guía a asimilar con gusto esta rama de las matemáticas al encontrarle usos prácticos en las ciencias sociales, cuando antes habían sido un fantasma atemorizante, abstracto y etéreo, que no me dejaba dormir.

Pero Carlos no solo me instruyó en el gusto por las matemáticas, sino que también me contagió de una afición nueva para mí, pero que él practicaba desde muchos años atrás: su gran atracción por las cavernas. Desde sus tempranos años siendo estudiante de secundaria en la ETIC 105, ya realizaba sus primeras incursiones a las entrañas de la tierra en cenotes y cavernas cercanas a la ciudad de Mérida, y se encontraba fascinado pues ya había conocido también la maravillosa gruta de Loltún. Posteriormente fue ampliando sus rutas de exploración en esta interesante disciplina por todo el estado de Yucatán. Gracias a Carlos Evia conocí las grutas de Xpukil en Calcehtok, Opichén, la de Tzabnah en Tecoh, la de Xtacumbilxunaan, cerca del pueblo Bolonchén de Rejón en Campeche, y otras no menos importantes. En Tzabnah, la de los 13 cenotes, tuvimos una experiencia interesante y algo angustiante, pues tal vez por la falta de experiencia de entonces nos desorientamos y no encontrábamos la salida. Después de algunas vicisitudes y de conservar la calma, logramos orientarnos y salir, lo que sirvió para mejorar las medidas seguridad en las siguientes incursiones. Las grutas de Xtacumbilxunaan, además de espectaculares, tienen una gran importancia histórica ya que fueron visitadas en 1840 por los exploradores John Stephens y Frederick Catherwood, durante sus viajes por Yucatán, dados a conocer al mundo en dos magníficos libros que son un gran documento de referencia en la investigación de la cultura de nuestra región. Podemos también comentar que cuando visitamos este sitio en 1982, con el maestro Evia, dos de sus alumnos que se alejaron del grupo pese a sus recomendaciones de no hacerlo, afirmaron haber escuchado en la noche un grito aterrador de mujer, cerca de la entrada de la gruta y de haber visto una sombra merodeando, y muy asustados regresaron de inmediato al sitio donde estaban los demás. Por lo que ellos no escucharon la interesante leyenda de “La mujer escondida”, que da el nombre maya al lugar, que nos narró Carlos, de tal manera que no pudieron haber estado influenciados por el contenido del relato. Y nos preguntamos ¿será que hicimos enojar a este ser sobrenatural por invadir su territorio? Este extraño suceso, fue publicado en el interesante libro “Sombras y susurros”, coordinado por los arqueólogos Luis Alberto Martos López y Luis Alberto López Wario, en el cual se registran las experiencias, al parecer paranormales, que han experimentado arqueólogos e investigadores durante sus diferentes trabajos de campo.

Sin embargo, si alguna gruta representa algo así como la cúspide del Everest, en la vida personal y académica de Carlos, esta lo simboliza Xpukil, de Calcehtok. Esta milenaria cueva significó un parteaguas en la actividad que tanto le apasiona, pues representó un hecho decisivo que marcó la diferencia entre un estado previo de afición, a otro siguiente de profesionalización. Aquí conoció a don Rogelio Cuy Vergara, mejor conocido como don Roger, líder nato de su comunidad, guía experto de la gruta, un excelente narrador de mitos y leyendas, y gran apoyo para los investigadores. De esta forma el antropólogo Carlos Evia se convirtió en su “aprendiz” en el conocimiento de la gruta, casi a la manera como el antropólogo Carlos Castaneda se hizo “aprendiz” de brujo de don Juan Matus, un indígena yaqui portador de ancestrales y profundos conocimientos del México antiguo, y que dio a conocer al mundo en su libro “Las enseñanzas de Don Juan”, y en doce libros más en los que describe todo su aprendizaje y descubrimientos. En algún momento comentamos esta similitud, y de hecho Carlos Evia llegó a llamar a don Roger, “hombre de conocimiento”, que era un concepto usado por Juan Matus para designar el grado máximo alcanzado por un hombre en el camino del guerrero a través de actos impecables, después de un arduo proceso de aprendizaje. Otro concepto interesante expuesto por Castaneda como parte de las enseñanzas de su maestro, es el de los “caminos con corazón”. En voz de Don Juan escribe: Y hay una pregunta que un guerrero tiene que hacerse, obligatoriamente, ¿tiene corazón este camino? Todos los caminos son lo mismo: no llevan a ninguna parte. Sin embargo, un camino sin corazón nunca es agradable. En cambio, un camino con corazón resulta sencillo: a un guerrero no le cuesta tomarle gusto; el viaje se hace gozoso; mientras un hombre lo sigue es uno con él. Y esto es lo que, al parecer, hizo el guerrero de las grutas, Carlos Evia, con la ayuda de las enseñanzas de don Roger, su maestro, siguió el camino con corazón en el portentoso viaje al mundo subterráneo, el misterioso Xibalbá, emulando las épicas andanzas de los gemelos divinos Hunahpú e Ixbalamké, narradas en el Popol Vuh, y sus incursiones por los tenebrosos caminos descendentes del inframundo maya.

A partir del primer contacto y la visita a la gruta Xpukil, el 19 de junio de 1982, don Roger al estilo de don Juan, comenzó a transmitir sus enseñanzas a su aprendiz Carlos y como alumno destacado al haber contabilizado 138 incursiones a la gruta en un lapso de 25 años, que no es algo menor, díganme ustedes si esto no demuestra el verdadero interés de un investigador apasionado en su tema de estudio. Durante las primeras exploraciones, don Roger le mostró a Carlos lo que llamaba “la ruta corta”, pero conforme pasaba el tiempo y en siguientes visitas le fue enseñando “la ruta larga”. Y cito textualmente a Carlos Evia de una publicación que hiciera en el periódico Por esto, sección Unicornio (25/feb/2007). Don Roger sabía que esta magia obsesiva por entrar a la gruta no termina hasta que la muerte lo ordene. Paulatinamente nuestro amigo nos fue enseñando los demás caminos subterráneos, los inaccesibles recovecos y los pasajes secretos. Al cabo de años de estar bajo sus enseñanzas me dijo: “ve solo ya puedes llegar al final”. Esto suponía que podía recorrer en sentido inverso el mismo camino, es decir, desde el final hasta la entrada. No había planeado hacer eso, pero su confianza en mí me dio ánimo. Ese día logré hacer la travesía completa de la ruta larga sin ningún problema. Ese inolvidable día nuestro amigo Carlos también se hizo hombre de conocimiento, había triunfado. Pero la apoteosis que representó Xpukil en la vida de Carlos Evia, no concluyó ahí, sino que se fortaleció más su relación con la gruta y con Calcehtok, pues fue el campo elegido y más acertado para investigar, algunos años después, el mito de la serpiente Tsukán.

En el año 1981 fue invitado a colaborar en la Dirección General de Culturas Populares y el Jefe de la Unidad Regional Yucatán, el antropólogo José Tec Poot, le sugirió elegir como tema de investigación los mitos sobre las aves, ya que le parecía muy interesante pues él había crecido en el campo y sabía de la riqueza de la tradición oral en muchas áreas del conocimiento maya. Para recabar la información sobre el tema, visitó Oxkutzcab, en el sur de Yucatán y la promotora cultural María Luisa Góngora Pacheco, le presentó al señor Alfonso Santamaría para que le narrara algunos relatos sobre las aves, pero entre otros le contó el mito de una extraña serpiente que habita en las cuevas y cenotes, que es tan grande

como el tronco de un árbol y suele tener crines como caballo y su función es proteger el agua subterránea. Es un ser cuasi divino, increado y eterno, muy relacionado con el dios de la lluvia, Chaak. Este relato le pareció a Carlos muy interesante, curioso y extraño, pero como estaba buscando mitos relacionados con las aves, lo guardó en sus archivos. En 1991, en una de sus numerosas andanzas por Calcehtok, fue precisamente don Roger quien le contó otra versión del misterioso ser mitológico: La Tsukán del cenote Xkiké, relato que también se fue a dormir al archivo. Aún en ese momento Carlos no sabía que este animal sagrado se convertiría en el tema más importante de su carrera como estudioso de la mitología maya. Hasta años después que seleccionó precisamente el tema de la Tsukán, que tanto le intrigaba. Una vez designado el tema, decidió elegir el lugar de investigación y fue precisamente el pueblo de Calcehtok, debido a que ya conocía la zona, tenía buena relación con sus habitantes, pero sobre todo porque ahí estaba don Roger para apoyarlo. En dicho lugar realizó su trabajo de campo durante 2001.

Concluyó la investigación y el resultado sirvió para redactar y presentar su tesis de maestría y obtener el grado académico respectivo. Algunos años después, bajo los auspicios de la Universidad Autónoma de Yucatán, cristalizarían sus esfuerzos con la publicación, en el año 2007, de uno de los libros más fascinantes que haya leído: “El mito de la serpiente Tsukán”. Este mismo año que se festejaba con alegría la publicación de esta importante obra, otro acontecimiento, esta vez triste, empañaría el momento. El 2 de febrero, a la edad de 78 años fallecería don Roger, guía experto, amigo entrañable y maestro dedicado de Carlos Evia, quien con aflicción recibió la noticia. Ya desde un tiempo atrás don Roger traía a cuestas varias enfermedades que mermaron sus fuerzas y con las rodillas desgastadas ya casi no podía entrar a la gruta, pero ya había formado a una nueva generación de guías entre sus descendientes, así como él había aprendido de su padre don Alejandro Cuy, a recorrer las entrañas de Xpukil. Don Roger ya está libre de sus ataduras materiales y debe de estar en espíritu recorriendo el mundo subterráneo que tanto amó.

La vida de Carlos Evia quedo marcada por su atracción hacia el mundo subterráneo y esto pasó a formar parte inseparable de su existencia, dedicando una gran porción de su tiempo a visitar, conocer y registrar cuanta gruta y cenote se le presentaba en su camino. Alternaba su trabajo como investigador y docente en la Facultad de Ciencias Antropológicas con las visitas al inframundo, vocación que descubrió desde que era estudiante de secundaria y que nunca dejaría de practicar, adquiriendo cada vez más experiencia y alcanzando una alta profesionalización y compromiso con la espeleología. A principios de la década de los ochenta del siglo XX se sumó al primer grupo espeleológico que se denominaría Vicente Vázquez Pacho, en honor al célebre explorador de cuevas oriundo de Oxkutzcab. En el mes de mayo de 1990 junto a un entusiasta grupo de alumnos y amigos interesados en esta actividad, formaría La sociedad yucateca de espeleología Aktunoob A. C. que realizarían muchas incursiones, y actividades enriqueciendo más su acervo y experiencia. En febrero de 1997 fundaría con varias personas entusiastas y muy profesionales el Grupo Espeleológico Ajau, que recientemente cumplió 26 años de labor ininterrumpida y que ha tenido importantes alcances, y realizado proyectos y logros trascendentes, en esta fascinante ciencia del estudio de las cavernas.

Pero para dedicarse a este cautivante mundo no solo se necesita una gran pasión positiva (que el autor ya posee), sino que hacen falta otros rasgos distintivos para obtener los laureles en esta ciencia. Carlos posee todos estos atributos de sobra pues además de ser un gran apasionado por el estudio de las cuevas, es metódico, dedicado y disciplinado. Desde hace muchos años, cuando descubrió el potencial de la espeleología en su vida, comenzó a preparar minuciosos registros y detalladas bitácoras de todas sus incursiones a las cuevas y de las numerosas actividades que realiza. Además, ha generado un importante archivo hemerográfico de los principales periódicos, sobre noticias relacionadas a las cuevas y cenotes. Todo esto constituye un gran acervo documental que Carlos mismo utiliza como fuente de información de sus propias publicaciones, además de contar con una impresionante biblioteca con temas de mitología de todo el mundo y ser un vehemente investigador de su contenido.

El prestigio de Carlos Evia tiene, además, reconocimiento de matiz internacional. En uno de sus múltiples viajes a Yucatán la doctora rusa, Galina Ershova, quien fuera discípula y colaboradora directa del eminente filólogo Yuri Knorozov quien descifrara la escritura de los antiguos mayas, conoció a Carlos Evia y fue tan emotivo su encuentro y tan afines sus intereses por las grutas, que lo considera un amigo de por vida. En su libro de reciente publicación (2020), titulado “El último genio del siglo XX: Yuri Knorozov el destino de un científico”, comenta lo siguiente: “…Carlos Evia, con quien desde entonces comenzamos a estudiar las cuevas (ahora es el principal espeleólogo de Yucatán)”.

De esta manera y resumiendo su impresionante trayectoria, Carlos Evia fue profesor investigador, durante 40 años, de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán. Es Licenciado y Maestro en Ciencias Antropológicas por esta institución en las que impartió las asignaturas de Estadística, Antropología en Cavernas, Antropología Simbólica y Análisis Mitológico. En la actualidad es docente en la Universidad José Martí de Latinoamérica. Como antropólogo social ha publicado 9 libros, 19 capítulos de libros y 67 artículos sobre mitos, cavernas y turismo. También ha impartido 184 conferencias, 65 ponencias en congresos locales, nacionales e internacionales con el tema de mitología, simbolismo, espeleología y turismo en cavernas. Desde marzo de 2015 hasta en la actualidad, Evia Cervantes es columnista semanal de la Sección El Poder de la Puma, del diario Novedades de Yucatán en donde ha publicado casi 450 artículos periodísticos. Pertenece a la Asociación de Cronistas e Historiadores de Yucatán A.C. desde el 5 de mayo de 2018. Carlos Evia ha practicado la espeleología desde 1971; ha explorado 325 grutas en 794 expediciones y continúa en actividad hasta el presente en los distintos municipios de Yucatán México, en los estados de Sonora, Puebla, Nuevo León, Guerrero, Chiapas, Tabasco, Campeche, y Quintana Roo. También ha realizado jornadas espeleológicas en las áreas cársticas de Cuba y Brasil. En 2013 la Unión Mexicana de Agrupaciones Espeleológicas le hizo un reconocimiento por su trayectoria y por haber contribuido en la formación de muchos jóvenes que se dedican al estudio de las cavidades subterráneas. Cuenta con una extraordinaria página web que se localiza como carloseviacervantes.com en la que se pueden comprar algunos de sus libros en formato físico o digital, y otros libros, así como muchas otras publicaciones, pueden ser descargadas en formato PDF de forma gratuita. Sus libros publicados son los siguientes:

1.   Curso de Estadística. 1982.

2.   Los mitos sobre aves del Estado de Yucatán. 1984.

3.   Selección de Mitos. Mérida. 2006.

4.   El mito de la serpiente Tsukán. 2007.

5.   Cimi v.s. Chaac. Dialéctica de la vida. 2009. En coautoría con el Dr. Delfín Quezada Domínguez.

6.   Las raíces del agua. El agua como paisaje en Yucatán. 2013. En coautoría con Eduardo Batllori Miguel Villasuso y otros.

7.   El mito del Hombre Salvaje en Yucatán. 2014.

8.   Mitos y Cavernas de Yucatán. 2018.

9.   Mitos y Cavernas de México. 2020.

El libro que hoy comentamos es precisamente “Mitos y cavernas de México”, el cual contiene una muy completa e interesante recopilación de mitos y leyendas de muchas fuentes bibliográficas, cuyos protagonistas son seres sobrenaturales en estrecha relación con esas oquedades profundas y misteriosas que nos llevan al inframundo, a las entrañas de la tierra, a ese espacio oscuro y silencioso, que nos puede trasladar a estados místicos y de contemplación. Este libro contiene 131 relatos que fueron rescatados por sus autores en 23 de los 33 estados de la república mexicana. Los que tienen una mayor incidencia narrativa son los del centro, lo que actualmente es Ciudad de México y el estado de México con 27 relatos, le sigue Chiapas con 26, Yucatán con 10, Oaxaca con 9, Veracruz con 8, Tabasco con 6, Jalisco y Michoacán con 5 cada uno, Zacatecas con 4, Puebla, San Luis Potosí, Durango, Hidalgo y Campeche con 3 cada uno, y el resto Tlaxcala, Guerrero, Sonora, Chihuahua, Nuevo León, Querétaro, Coahuila y Quintana Roo, con uno o dos.

Todos los personajes son igual de importantes, pero entre los más representativos podemos mencionar el Xoloitzcuintle el perro ancestral, el tlacuache que regaló el fuego a la humanidad, la Llorona, los ñujus dueños de la tierra y la lluvia, la serpiente de los lagos de Montebello, Tlaloc dios de la lluvia, el mito del jaguar, los padres del maíz, Chane la serpiente del agua, la Clanchana mujer pez, Ixchel diosa de la luna, Kukulkán la serpiente emplumada, la creación del quinto sol, el hombre que se convirtió en serpiente, el chivo brujo, el amo de la caverna, el origen de los monos, Juan del monte y no podía faltar Tsukán la serpiente de las grutas.

Desde tiempos inmemoriales las cavernas han sido de una gran importancia para los seres humanos, pues les sirvieron como refugio de las inclemencias del clima, como protección del ataque de bestias salvajes, y como lugar de habitación. La tierra y sus entrañas eran lugares de misterio y recintos sagrados. La deificación de la tierra como una gran madre, en cuyo interior nos sentimos seguros y en paz, como antes de nacer. La sacralidad de la tierra era evidente porque hacia germinar nueva vida de las semillas aparentemente muertas, lo que pudo influir en los ritos funerarios de enterrar a sus muertos, para germinar su vida, si no en estado material, si lo haría en un ámbito espiritual. Las cuevas fueron santuario de antiguos cultos a la diosa madre, pues sentían que entraban al útero de la tierra fértil que tenía el poder de quitar y devolver la vida en un ciclo sin fin. Las cuevas fueron recintos sagrados y sitios donde se originaron las primeras religiones. En ellas se han encontrado muestras del incipiente arte rupestre, con la que manifestaban sus actividades cotidianas, su triunfo en la cacería, representaciones de plantas, animales y figuras geométricas, con las que ya se vislumbraba el pensamiento abstracto que pudieron, tal vez, haber sido grabados como apoyo mágico en sus actividades, para obtener con más facilidad, los recursos de subsistencia que la madre tierra les ofrecía.

Esa importancia mágica y sagrada de las cuevas es universal y ha perdurado hasta nuestros días en todas las culturas, y lo podemos ver en las manifestaciones de la tradición oral. El libro que hoy presentamos es un diáfano ejemplo de lo anterior, y nos muestra como los pueblos de las diversas regiones de México tenían a las cuevas como un elemento primordial de sus mitos y leyendas.

El libro que hoy se presenta es una obra valiosa, hermosa y entretenida. Es valiosa pues compendia una gran variedad de materiales míticos dispersos, en una sola fuente lo que es de gran utilidad para los investigadores de este tema, pues menciona además las fuentes bibliográficas de donde fueron tomadas, lo que facilita el trabajo. Es hermosa porque nos sumerge en situaciones fascinantes del pensamiento humano, tan profundo y diverso lo que nos sorprende y llena de asombro. Es entretenida, pues aporta un material valioso para ser utilizado en la enseñanza de mitos y leyendas a niños y jóvenes para que conozcan las antiguas tradiciones, y yo he experimentado la maravilla que emanan sus letras, al leérselo a mi nieto Axel, quien queda sumergido en la fascinación de cada relato.

Este libro tiene además un valioso plus, pues cada leyenda y cada mito están acompañados de un dibujo muy representativo, que nos da una idea visual de ellos. El talentoso artista Augusto Evia Osalde las diseñó especialmente para el libro y tuvo que leer, comprender e interiorizar la trama de cada relato, para poder interpretar y expresar su contenido en pinturas, volviendo más amena la lectura.

Ahora dejemos que su prolífico autor, Carlos Evia, nos abunde en mayor detalle del contenido de este maravilloso libro.