The Wire y la crudeza atemporal de la vida cotidiana

La periodista Mariana Pacheco Ortiz realiza una crítica para El Cronista de esta serie que se parece mucho a nuestra realidad

Por Mariana Pacheco Ortiz

Mérida, Yucatán 3 de febrero de 2021.- El despliegue operativo efectuado al inicio de esta semana para trasladar al líder de un grupo criminal de un hospital público de Quintana Roo a otro privado ubicado en el norte de Mérida, recuerda la serie The Wire y la crudeza atemporal de la vida cotidiana, que muestra la realidad como ficción, con la frágil certeza de los ires y venires endulzada en los reportes oficiales.

¿Por qué ver The Wire?

  1. Muestra la realidad como ficción. Aunque el hilo conductor son los clásicos enfrentamientos entre policías y delincuentes, aborda diversos temas, con una extensa galería de personajes e intensidad en muchas secuencias, sin llegar a las exageraciones visuales de aplauso fácil; con un entramado similar a la vida real, caracterizado por el maquillaje de estadísticas en materia de seguridad; la colusión entre delincuentes, autoridades, sindicatos y personalidades del poder económico.
  • Es atemporal. Cuando cada nueva serie revela su impaciencia por enganchar a golpe de efectos, The Wire atrapa con la parsimonia de las primeras escenas y aunque a simple vista parece desolador el cuento de nunca acabar con temas que no pierden vigencia de narcomenudistas, adictos, enfrentamientos entre bandas rivales, policías, ladrones y sicarios; resulta alentador ver el esfuerzo humano de algunos personajes por evadir ese funesto destino con acciones que hagan contrapeso a la vileza imperante del propio sistema, a la vez de buscar espacios y momentos para disfrutar la vida, sin importar el panorama.
  • Refleja el mundo dual. Las cinco temporadas de esta serie situada en sectores marginales de Baltimore (EEUU), la capital de la heroína, no deben ser juzgadas a la ligera, pues retrata de forma magistral el hecho de que vivimos en un mundo dual del yin y el yang, donde no existe luz sin oscuridad. Y esta dualidad coexiste al interior de cada persona: bondad y maldad, que relucen según las circunstancias que atraviesen. Este cariz de algunos personajes da cuenta del principio de polaridad, donde los extremos se pueden tocar desdibujando la frontera entre el bien y el mal, porque finalmente son dos caras de la misma moneda, igual que el frío y el calor son dos polos de una misma cosa.
  • Sutileza del lenguaje visual. The Wire elude el camino fácil para conectar con la audiencia: Recurre muy poco a la música para acentuar el tono emocional de cada secuencia o crear una atmósfera. Lo que suena resulta de los hechos narrativos: alguien que sintoniza una estación de radio, los discos que se escuchan en un bar, etcétera, salvo al final de cada temporada cuando al estilo de El Padrino, hace un paseo por los principales personajes con música de fondo, a manera de síntesis.
  • Calidad narrativa: Al final, o, mejor dicho: desde el principio, lo que conmueve no es la acción, sino la calidad de las interpretaciones, los diálogos con contenido y la dirección de muchas de las secuencias, la fuerza narrativa de la intriga salpicada de crítica social, humor, ironía y mordacidad. The Wire infiere que su espectador es inteligente, por eso no le ofrece todo masticado y digerido, por el contrario: El guion dice muchas cosas entre líneas y no siempre es posible captarlas todas a la primera vez, por ello es de las series que se disfrutan por igual al verlas en una segunda ocasión.

¿Qué opina la crítica de The Wire?

De acuerdo con el sitio Filmaffinity, The Wire ocupa el primer sitio en las categorías Mejores series del siglo XXI y Mejores series de la historia de la TV; además, grandes medios como The New York Time, The Guardian, Washington Post y Voulture, sólo por citar algunos, la han catalogado como una de las mejores de todos los tiempos.

Hay que apuntarla en la lista de series obligadas para ver.

Sus imperdibles episodios están disponibles en la plataforma de HBO Max.