Ecología yucateca milenaria, ¡cuidémosla!

Sólo tenemos un hogar llamado Tierra, hagamos algo por él

Por América Powell

Mérida, Yucatán, a 23 de junio de 2021.- No es un secreto que desde hace ya mucho tiempo la sobrepoblación y el uso inmoderado e inadecuado de nuestros recursos en el planeta, nos han llevado a que nuestra sustentabilidad sea ruin.

Llevando así a nuestro mundo, a un límite en el que las llamadas de auxilio del mismo se hayan empezado a percibir, como el cambio climático, estemos teniendo ya temperaturas extremas, derretimiento de los polos, extinción de seres entre flora y fauna y muchísimas cosas más.

La travesía del día a día en la vida moderna nos ha hecho perder de vista lo más esencial de ella, que es cuidar el medio en el que subsistimos. El mismo que nos da aire, comida y refugio.

Las alertas han llevado a que diversos países de primer mundo tomen cartas en el asunto para combatir los estragos que se han provocado, e incluso tratar de revertirlos.

Cohabitamos en una humanidad donde las diferencias son abismales entre personas, clases sociales y, por supuesto, países.

En 2021 diversas naciones denominadas de «primer mundo» han ya tomado acciones en varios aspectos ante está disyuntiva global:

Suecia convierte el 99% de su basura en electricidad por medio de Plantas WTE.

Noruega afirmó que el 54.3% de las ventas automotrices en 2020 pertenecieron a vehículos eléctricos, disminuyendo así el uso de gasolinas.

Francia en 2016 proclamó una ley para disminuir los desperdicios de alimentos que se arrojan, exhortando a la donación de éstos a bancos de alimentos u organizaciones de caridad, imponiendo multas de hasta un millón y medio de pesos mexicanos a quien no acate dicha ley, ya que como dato interesante, son casi 300 millones de toneladas de comida las que se desperdician cada año.

Lo anterior me lleva a una pregunta: ¿Dónde se posiciona México en todo esto? ¿Dónde queda Yucatán ante estas acciones?

En específico, Mérida, desde que fue clasificada como la mejor ciudad del país para vivir, se ha vuelto un lugar de acogida para muchos. 

El crecimiento desmedido, desproporcionado y desconsiderado de la ciudad, ha creado que la tala del ecosistema sea grosera. Desde tomas aéreas, la ciudad luce cada vez más como una plancha de cemento, escaseando día a día la zona de áreas verdes.

Y eso hace que el calor sea más difícil de mitigar. En consecuencia, se promueve el uso de más aparatos eléctricos como aires acondicionados, que a su vez requieren de más energías no renovables, tema en el cual el país en general está demasiado atrasado, apostando aún a los combustibles, provocando un ciclo desfavorable, que parecería no tener fin.

Ese mismo crecimiento poblacional conlleva al uso de vehículos privados, debido a una mediocre organización y alineamiento del transporte público, lo cual ha hecho que las vialidades se vuelvan un caos a horas determinadas. Y lo anterior es fertilizar la contaminación ambiental, cooperando, claro está, al calentamiento global.

Y son solo un par de ejemplos, ya que si bien se han tomado acciones al respecto, estas no son suficientes.

Necesitamos leyes que se proclamen y se cumplan en materia de responsabilidad ecológica. Y de no ser así, se apliquen las sanciones necesarias.

Recuerda que este es el único planeta que tenemos para vivir, ¡no hay otro al cual mudarnos! Y que cada día que pasa,  el impacto negativo que hemos causado en él, es menos probable de revertir.

Por lo pronto te invito a contribuir a medida de lo posible con tu parte: usa lo menos vehículos que requieran combustibles fósiles, no desperdicies agua, no compres más de lo que necesitas en alimentos, textiles, plásticos, etcétera, y conserva espacios verdes en tu hogar.

¡Pequeñas acciones al ser sumadas, crean grandes resultados!