Victoria no murió, la asesinó la policía

abril 2, 2021

Los colegas de Haz Ruido publicaron este editorial sobre el asesinato de Victoria a manos de la policía en Tulum. Se los compartimos

Mérida, Yucatán, 31 de marzo de 2021.- Mientras todo el estado de Quintana Roo espera el inicio de las vacaciones de Semana Santa y a sus miles de turistas, en el pasado fin de semana se registraron asesinatos de cuatro mujeres, uno a manos de policías.

Según las estadísticas de ONU, en México mueren asesinadas más de 10 mujeres al día. El sábado, cuatro de ellas fueron ultimadas en Quintana Roo, estado en Alerta de Género desde el 2017 y en donde el pasado noviembre la Policía de Cancún reprimió a balazos la manifestación que pedía justicia por la muerte de Alexis, otra victima de feminicidio. 

En Isla Holbox, Karla M.  de 29 años de edad, originaria de Progreso, Yucatán,  conductora de taxi, y madre de un niño, fue asesinada de forma extremamente violenta. La encontraron amarrada, con los senos cortados, adentro de su carrito de golf, vehículo que estaba en el mar, entre punta Coco y Punta Ciricote. Se trata del primer feminicidio registrado en la historia de esa isla.

En Cancún, una mujer fue llevada a un lugar deshabitado cerca del fraccionamiento Kusamil, donde fue hallada muerta por un disparo en la cabeza y otros dos en el pecho. Además, a una joven la mataron prendiéndole fuego, aunque la familia no quiso dar más información sobre este caso.

En Tulum, la tarde de sábado 27, Victoria Salazar, una mujer de origen salvadoreña de 36 años de edad, mamá soltera de dos hijas y con permiso humanitario de residencia en el país, se encontraba en la avenida Faisán cuando fue arresta y asesinada por policías municipales

Algunos testigos afirman que estaba pidiendo un taxi y parando a todos los carros para que se la llevaran y que en todo momento miraba hacía atrás, como si la vinieran persiguiendo. En esto llegó la patrulla 9276 de la Policía Municipal, de donde bajaron los agentes Veronica Valdivia Cabrera, de Mérida; Juan Chan Uc, de Kantunilkín; Miguel Canché Castillo y Raul López Chan de Valladolid. La agarraron, esposaron y sometieron al suelo, como se puede ver en el video que circula en las redes sociales, poniéndole una rodilla en el cuello, acto que fracturó la base del cráneo (entre la primera y segunda vértebra) y que le causó la muerte, aunque en un primer momento se habló de asfixia sin explicitar las razones. 

La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres emitió un comunicado pidiendo que se castigue a los responsables, y la Comisión de Derechos Humanos de Quintana Roo informó que ha abierto una queja de oficio en contra de los agentes de seguridad pública municipal de Tulum por privación de la vida.

Las preocupaciones del Ombudsman Marco Antonio Toh Euán son más que justificadas, dado que en lo que va de este año se registran 335 quejas en contra de los policías municipales, la mayoría por detenciones arbitrarias y tratos inhumanos. 

A nivel federal, según el Human Rights Watch Report de 2021, es habitual que las víctimas de delitos violentos y violaciones de derechos humanos no obtengan justicia en el sistema penal mexicano. Por su parte, la organización no gubernamental Impunidad Cero indica que apenas el 1.3 por ciento de los delitos cometidos en México son resueltos. Esto se debe a diversos motivos que incluyen corrupción, falta de capacitación y recursos suficientes, y complicidad de agentes del Ministerio Público y defensores de oficio con delincuentes y otros funcionarios abusivos. 

Quizás intentando mejorar este vergonzoso porcentaje, la Fiscalía General del Estado de Quintan Roo (FGE) ha declarado que será contundente en su carpeta, y de hecho ha sido notable la tempestividad con la cual destituyeron a Nesguer Ignacio Vicencio Méndez, responsable del mando único en Tulum. Previamente fueron separados de sus cargos los tres hombres y una mujer policía que mataron a Victoria y que el lunes fueron ingresados al centro de retención de Playa del Carmen con la imputación de homicidio y la agravante de feminicidio. 

Seguramente las presiones del gobierno salvadoreño y las palabras de López Obrador quien, en la mañanera del lunes, dijo que este crimen “nos llena de pena, dolor y vergüenza” lo que influenciaron la tempestividad de la Fiscalía, junto con la renovada sensibilidad con la cual en los últimos tiempos se están tratando los casos de violencia de género en medios nacionales e internacionales.

Además, las reacciones de la ciudadanía que no se hicieron esperar, empezando en Tulum. Pocas horas después del asesinato, centenares de personas llenas de indignación, rabia y coraje bajaron a las calles pidiendo justicia. Las manifestaciones empezaron en ese municipio para luego extenderse a las principales ciudades y poblados adentro y afuera del estado (una está prevista para el viernes 2 a las 18:30 en la Plaza Grande de Mérida)  con pancartas y consignas como “¡Policia feminicida!”, “¡Ni una asesinada más!” “¡No murió la mataron!” y “¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas!”.  Son las mismas consignas con las cuales en los últimos años han salido a las calles miles y miles de mujeres en México y en el mundo. 

¿Por qué las mujeres no se sienten cuidadas por los y las agentes? sino al contrario, muchas tiemblan cada vez que ven a un o una uniformada. 

La incapacidad, los abusos y la violencia física, verbal o psicológica de los y las policías mexicanas no son ninguna novedad para cualquiera de nosotros que hemos tenido la oportunidad de encontrar algún agente en la calle. Para quien no, vamos a dar un poco de datos. 

Los primeros vienen de Amnistia Internacional que acaba de publicar el reporte llamado “México: La era de las mujeres. Estigma y violencia contra mujeres que protestan” en el que podemos leer que las autoridades responden a las protestas de mujeres y contra la violencia de género con excesivo e innecesario uso de la fuerza, con detenciones ilegales y arbitrarias, con abuso verbal y físico basado en el género contra las mujeres y con violencia sexual. Y es constante el uso innecesario, excesivo y desproporcionado de la fuerza como una forma de inhibir el derecho de reunión pacífica, a través de “detenciones o aseguramientos preventivos” para arrestar arbitrariamente a quienes desean participar en manifestaciones o por “sospechas” de querer realizar un delito”.

En estos días el Fiscal general del Estado ha afirmado que “la maniobra de sometimiento usada se realizó de manera desproporcionada, inmoderada y con un alto riesgo para la vida”. Y con él, diferentes representates del gobierno y de los medios hablan de un “uso innecesario, excesivo y desproporcionado” de la fuerza y algunos hasta dicen simplemente que “se les pasó la mano”. Pero los datos nos hablan de una realidad diferente.

Esa maniobra de sometimiento  fue la misma técnica que los policías estadounidenses de Minneapolis usaron al arrestar George Floyd y que causó su muerte, así como sus famosas ultimas palabras I can’t breath que incendiaron la rabia de la población afroamericana y el movimiento BlackLiveMatters. Diferentes cuerpos policiales ya vetaron esta maniobra debido a sus altos riesgos para la vida del sometido o la limitaron a casos de amenaza extrema para los agentes, situación en la que evidentemente no se encontraban los policías ni en el caso de Floyd ni en el de Victoria.

Excesos de violencia entonces, como describe la necropcia entre las causas de la muerte de Victoria. Violencia innecesaria e inmotivada, quizas por la incapacidad de evaluar el riesgo según las directivas del Manual para el uso de la Fuerza de SEGOB y CNS, a causa de la poca o nula formación de los cuerpos policiales en materia de Derechos Humanos como declara una expolicía municipal de Tulum y confirman los datos.

 En Quintana Roo el 20 por ciento de los policias no cuenta con la Certificación Unica Policial (CUP), que avala la preparación y el perfil de cada agente para recubrir sus funciones;  aún peor en Tulum, donde el 54 por ciento no tiene ese requisito obligatorio en todo el país. Se habla de errores y hasta de homicidio culposo, como si el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policia haya sido un error, una falla de algunas manzanas podridas, pero una vez más los datos nos dan una diferente fotografia de la realidad. 

¿Por qué tantas personas (el 70 por ciento de la población mexicana según datos INEGI) no confían en la policia? Los reportes internacionales y las crónicas nacionales abundan de casos de violencias perpetradas por parte de los cuerpos policiales y del ejército. Dibujan un país donde la violencia es usada de forma regular y sistemática por parte del Estado, que según el sociólogo Max Weber, detenta el monopolio de la violencia que debería ser usada adentro da los marcos constitucionales. 

Según las cifras del Human Rights Watch Report 2021, en México es ampliamente practicada la tortura para extraer evidencias o confesiones a pesar que una ley del 2017 impide usar tales evidencias en sede de juzgado. Las investigaciones por casos de tortura ejercida por parte del Estado fueron apenas 13 en 2006 para pasar a más de 7 mil en 2019, según la CNDH. El Comité de la ONU contra la Tortura ha expresado sus preocupaciones porque muy pocos de estos casos resultan en un proceso o arresto dado que de los 3 mil 214 registrados en 2016 solo ocho resultaron en un arresto y relativo proceso. 

El uso de la violencia es también común durante el arresto: según INEGI el 64 por ciento de la población carcelaria ha sufrido violencias, como golpes, choques eléctricos y otras formas de tortura al momento de su detención.

Esperando que el asesinato policial de Victoria se esclarezca por completo quiero hacer dos preguntas a las y los lectores: ¿Qué hubiera pasado si la mujer hubiera sido de tez clara o de un país europeo? ¿Qué hubiera pasado si en los últimos años las mujeres no hubieran salido a las calles expresando aquella justa rabia que está poniendo al palo a quien gobierna, obligándolos a intentar dar respuestas rápidas y eficaces a la violencia de género? (Ilustración tomada de redes sociales)

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