Viajar en los tiempos del Covid-19

Por Johana Cruz Reyes

Al momento de escribir estas líneas me encuentro en una de las zonas más visitadas de la Ciudad de México, en Coyoacán, sentada en un café. Llegar hasta aquí después de cuatro meses de estar lejos del país fue algo extraño pero muy gratificante. Y les cuento por qué.

Hace un año visité Colombia cuando no existía ningún caso de Covid-19 en Latinoamérica, cuando aún se podía abordar un avión sin ningún protocolo de salud, estar en filas atiborradas de gente y cuando llegabas a tu destino podías dar un cálido abrazo a esa persona que te esperaba.

Este año por cuestiones personales me vi en la necesidad de romper con el aislamiento. Después de 11 meses me dispuse a viajar a la “bendición de Dios”. Cuando di mi primer vistazo, me encontré con aeropuertos semi-vacíos. Recuerdo que en uno de ellos solo había una fila no muy larga para vuelos internacionales. Fue un momento inusual.

No es por presunción, pero quizá exagero en tratar de seguir los protocolos de sanidad, y también me doy cuenta que los aeropuertos son muy estrictos al seguir las medidas de bioseguridad. Lo que es triste, es que a muchas personas les hace falta más cultura para respetar el distanciamiento social ya que pude observar que muchas de ellas hacen caso omiso de estas medidas o se enojan cuando le son requeridas.

Cada país ha abordado el tema de las medidas de seguridad de manera diferente, por poner un ejemplo, en República Dominicana, me encontré con medidas muy relajadas y protocolos menos estrictos; en contraste, Panamá ha implementado medidas sumamente estrictas y restrictivas para sus ciudadanos; finalmente, Costa Rica y Guatemala, han abierto sus puertas al turismo, ya que ambos países tienen del paseo una de sus principales fuentes de empleo y de ingresos. 

De regreso a la Ciudad de México me fue grato observar que los comercios lo tienen muy claro y se esfuerzan por mantener las medidas implementadas por el gobierno, lo cual me da esa sensación de tranquilidad.

No sé ustedes, pero volver al aeropuerto, para mí, fue una forma segura de reunirme con la persona que amas —claro que esto fue después del confinamiento, de otra forma hubiese sido difícil—. También fue una oportunidad de vida volver a subir a un avión y volver hacer lo que añoro año tras año: Viajar.

Ahora mismo tengo programado un viaje a Los Cabos y de regreso a Morelia, Michoacán. Como siempre, la situación aún es de duda, y de incertidumbre, pero no queda de otra que tener la mejor actitud y replantearnos todo esto que estamos viviendo, poner nuestra mejor cara y soñar con que esto se termina, en el momento perfecto cuando puedas volver a dar la mano o un gran abrazo a tus amigos y seres queridos.

Mi reflexión…

Como es bien sabido, una de las industrias más afectadas en el mundo fue la del turismo. Se oye raro decirlo, pero “estar de viaje” antes solía ser lo habitual y hoy se ha convertido en excepción. La pandemia ha traído consigo cambios de conducta con respecto a como nos relacionamos con la gente, un mayor uso de la tecnología, desempleo, frustraciones, la necesidad de adaptarse a esta nueva forma de vida. 

Soñar es gratis. Entonces por qué no soñar que estamos ya al principio del fin de este largo túnel que nos ha dejado una tremenda crisis económica y cobrado muchas vidas. Les hago una invitación a centrarnos en aquello que tenemos en común los seres humanos: la solidaridad.

Solidaricémonos con las personas que viven en la pobreza que con esta pandemia incrementó aún más, con las personas que vivían de este sector y ahora se esfuerzan por brindar el mejor servicio.

En fin, lo que les quiero decir que muy en mi humilde opinión —y sé que muchos viajeros me entenderán—, es que viajar en tiempo de pandemia se convirtió en algo que debemos replantearnos. No hay nada de malo en viajar, siempre y cuando no tengan que andarte exigiendo respetar los protocolos. El uso de cubrebocas ya sabemos que se ha convertido en obligatorio. El uso de gel antibacterial ya es de uso común. Respetar el distanciamiento social etc.

Estamos en buen momento para recordar que la crisis es como un terremoto que aún no termina, pero tomar conciencia de ello contribuirá a que la curva de contagios disminuya, ya que de eso depende que se reactive la economía. Evitemos caer en un colapso, en pánico, ya que ello generará más ansiedad en la gente.

Luchemos y tengamos claro el objetivo de salir pronto de esta situación, si tienen la necesidad de salir de viaje no les puedo decir que no lo hagan, simplemente como les mencioné, replantéense el motivo. ¿A quien no le gusta tomarse un tiempo libre? Sonará muy trillado pero viajar es más que caminar y recorrer calles. Viajar es reencontrarse con uno mismo, es algo que todo mundo debe y tiene que hacer en cualquier momento en su vida, ¿por qué no hacerlo ahora?