Por Rafael Gómez Chi
La chimpancé sacudió con fuerza la jaula mientras gritaba y jadeaba. Buscaba lo más alto de la jaula para no perder de vista a los humanos que la miraban, atónitos. Varios minutos después, una de las leonas se abalanzó sobre la comitiva. La malla ciclónica del encierro detuvo a la felina o, de lo contrario, el cronista estaría escribiendo de otra cosa.
—¿Por qué se alteró la chimpancé? —preguntó, curioso, el cronista a uno de los empleados del Parque Zoológico del Centenario.
—Porque los ve a todos con el cubrebocas…
—¿Se siente amenazada?
—Sí. Además esto lleva poco más de ocho meses cerrado y ella no ha visto humanos, estaba acostumbrada a ver miles a diario. En estos meses sólo ha visto a la doctora y a la persona que le da de comer, a nadie más.
—¿Es Susy?
—Sí. Es la famosa Susy.
El zoológico reabrirá sus puertas este viernes 27 de noviembre. El alcalde Renán Barrera Concha hizo un recorrido este jueves acompañado por la prensa para mostrar los protocolos sanitarios que se llevarán a cabo y para precisar que el recorrido en el interior no será como antes, sino que deberá seguirse un camino trazado previamente, a fin de evitar contagios de Covid-19.
Reabrirá el zoológico, pero no habrá vueltas en el trenecito. Tampoco volverán a funcionar los juegos infantiles y las atracciones mecánicas para los niños y las niñas. Las autoridades permitirán el ingreso de 700 personas por hora.
Después del susto con la leona y de los gritos de la chimpancé, Barrera Concha dio una entrevista a los reporteros y las reporteras en la que señaló que han tenido que recurrir a más personal para mantener la sanitización adecuada de los espacios.
También indicó que los propietarios de los establecimientos de comida y de golosinas en el Centenario podrán reabrir de acuerdo con sus posibilidades. “El único requisito es que puedan adherirse a los requerimientos que hacemos como el gel, el uso de cubrebocas y el acrílico que los aísle del contacto directo como los clientes”.
Barrera Concha precisó que la entrada y salida de los visitantes será por la puerta principal sobre calle 59 con Avenida Itzáes, con la debida señalización de movilidad, y estará separada con vallas. En el acceso se instaló una caseta de sanitización y termómetro infrarrojo, se pedirá la portación obligatoria y correcta del cubrebocas y habrá apoyo de la policía municipal o vigilancia privada y quien presente síntomas o sospeche de haber sido contagiado, informará al responsable del filtro sanitario de acceso quien deberá mantenerle en el área de aislamiento y notificar a la administración del parque.
El horario será de miércoles a domingo de nueve de la mañana a cuatro de la tarde y quien se niegue a cumplir con los protocolos no tendrá acceso. Para los oferentes se estableció un horario de acceso de seis a nueve de la mañana y el área de comensales deberá cerrar a las tres de la tarde.
El alcalde hizo el recorrido que hará cualquier otro visitante y al concluir dio la rueda de prensa. Al final se le acercó una señora a obsequiarle una bolsa de merengues. Renán sacó un pedazo, se quitó el cubrebocas y lo comió.
—Está muy rico —apostilló.
—Pues qué bueno, me dió un gran gusto conocerle —dijo la señora.
El alcalde tenía un derrame en el ojo derecho.
—¿Qué le pasó? ¿Está estresado? —le preguntó el cronista.
—Nada, no hay nada de qué preocuparse —contestó, pero al cronista se le quedó una leve sospecha de que hay algo que ha impedido que Renán concilie el sueño.