En Hunucmá hay corazones de pollo que ayudan a los demás en plena pandemia

Por Rafael Gómez Chi

Un día Cinthia Bojórquez Quintal tuvo la ocurrencia de vender mañanitas o las llamadas flores de amor de un rato y, de pronto, se vio ayudando a los demás.

Desde su domicilio en Hunucmá se vio en la necesidad de pedir ayuda por su hija con discapacidad, pero la respuesta se dio de tal manera que las despensas se acumularon de tal manera que no tuvo más que regalarlas.

—Hacía ventas de mis plantitas. Este show empezó porque vendía ramitas de mañanitas y la gente se llevaba un pedacito de cada color y todo el dinero lo juntaba. Así empezó nuestra aventura y luego solicitamos la despensa, la ropa, que comenzó con una señora que nos ayudó publicando para eso. Hemos tenido respuesta y ahí estamos luchando y si en mis manos está ayudar a las personas lo hago, ¿por qué no? —explica a la prensa.

Pero la maldad siempre está presente. Relató que el día que dio las despensas que sobraban hubo gente que acudió a grabarla en video porque pensaron que todo eso tenía que ver con un partido político. “Nos vinieron a grabar, hasta dieron vueltas sus políticos, la gente por maldad nos empezó a grabar. Por hacer el bien nos hicieron mal”.

Cinthia tiene su casita en la calle 10 por 27 y 31 en el Fraccionamiento San Isidro, de Hunucmá. Para llegar a ella hay que atravesar una calle sin pavimentar que cuando llueve se enloda a más no poder. “Tenemos una silla de ruedas la cual no la uso porque me da pena decirlo, te has dado cuenta como está la carretera, dos veces ya me volteé con la niña y no hay respuesta de las autoridades para que nos vengan a ayudar con la carretera porque está terriblemente fea. Si hay alguien de buen corazón que nos traiga escombro, lo podemos extender”.

—¿Pero cómo empezó todo esto de la ayuda?

—Todo empezó con una fundación que me dio la oportunidad de buscar gente discapacitada para donarles despensas y ahí fue cuando algunas gentes por medio de las redes me contactaron para darme donativos de ropa para vender y poderme ayudar con los niños, ya que con la situación de la pandemia todo está complicado. Y esa fundación nos regaló despensas a mucha gente de Hunucmá. Y al cabo de que están pasando muchas cosas, hay personas que vienen, como que andan viniendo a vigilarme, porque creen que todo es política, pero para nada es política, todo lo gestioné de corazón para la gente. Y hay muchas ocasiones que en vez de que nos apoyen nos perjudican. Y yo lo hago en beneficio de mi hija porque tiene discapacidad.

—¿Y tu trabajo? ¿Tuviste que dejarlo?

—Estuve trabajando pero lo tuve que dejar por ella porque es muy complicado que una persona cuide un niño especial. Y trabajar para pagarle a una persona no se puede, porque los sueldos están muy bajos. Tienes que meterte a un trabajo que ganes muy bien para pagarle a alguien.

La mujer relató que la pequeña tiene síndrome de Down y una cardiopatía. “La operaron hace seis años, depende al ciento por ciento del aire acondicionado, si la saco bajo mi responsabilidad va. Y pues, sí, se me complica un poquito pero con la ayuda de Dios todo se puede”.

—¿Y quienes le ayudan?

—Mayormente pura gente de Mérida, bendito sea Dios, nos está apoyando con donativos de ropa, zapatos juguetes, de todo lo que se pueda vender y yo pueda comprar cosas para la casa, comida, lo que sea, y en ocasiones, pues sí han venido gente a preguntar qué pasó con lo de las despensas, a mí no me tocó, y pues ni modo, no sé, tengo el corazón de pollo y trato de que lo poquito que ya vendí, juntar unos pesos, comprar despensa y regalárselos igual, porque si me lo dan a mí, pues me gusta apoyar a la gente y no lo hago por política ni por nada, como mucha gente me está diciendo y sí me duele eso porque no es verdad.

Relató que hay muchas mamás de Hunucmá que han convivido con su hija en el Centro de Rehabilitación Infantil Teletón y es difícil la situación porque a veces no tienen ni para las terapias o no tienen para desayunar cuando las llevan a Mérida.

—Ahora no tenemos terapia, nada. Aparte de que está cerrada la institución, ya no tenemos los recursos suficientes para ir a una terapia.

—¿Y la terapia a la que ibas al O´Horán?

—Al O´Horán no me arriesgo a ir por el tema del Covid-19, me da miedo de contaminarme y contaminar a ella, por eso estoy esperando que baje para ir a tramitar su citas en cardiología, neurología, otorrinolaringología y demás.

—¿No se ha enfermado la niña?

—Bendito sea Dios no se me ha enfermado. Sí le dio diarrea, la llevé al Seguro Popular y dijeron que tenía Covid-19 porque ahorita cualquier cosa te la catalogan de Covid y no, me la retiré y tuve que hacer esfuerzos con un particular y le dieron medicamento y hoy está demasiadamente bien.

Cinthia dice que sigue apoyando a la gente y si hay quien guste de colaborar con ella, “me contacta y con gusto paso a buscarlo. Así es. Pero a la gente de acá no le pido apoyo porque están como yo. Los de Mérida son los que me apoyan, estoy muy agradecido con ellos porque hay respuesta”.

Vive en la calle 10 por 27 y 31 en el Fraccionamiento San Isidro. O pueden marcar al 9992505666. Se necesitan pañales de talla grande, leche líquida, galletitas. Medicamentos no.