Un año de la invasión de Rusia a Ucrania: No hay disputa, solo la ofensiva armada de un agresor

febrero 28, 2023

El Decálogo Putin consiste en una agenda de decisiones unipersonales de un maniático

Por David Santiago Tovilla

Mérida, Yucatán, 28 de febrero de 2023.- Se ha cumplido un año de la invasión abierta de Rusia a Ucrania. La agresión empezó ocho años atrás con una ocupación parcial de territorios por soldados rusos disfrazados de separatistas. Pero el 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin decidió la incursión en todo el territorio ucraniano. Su primitivismo le hizo actuar como si viviera en un estado de barbarie en donde prevalece el derecho del más fuerte. Aunque, bien se sabe: el conflicto es componente esencial del pensamiento autoritario.

Pasó un año y nada modifica lo central: no hay una disputa entre dos naciones. Existió una ofensiva armada de un agresor: Rusia; y, en consecuencia, se inició una resistencia por parte del agredido: Ucrania.  Putin es, así, responsable de cada muerte de cualquier bando ocurrida en estos hechos, al pretender restaurar el dominio sobre una nación independiente. Los ucranianos han resistido como una determinación: no quieren el retroceso al pasado ruso, desean la libertad y el progreso. Razones animales contra motivaciones espirituales.

En este tiempo, Vladimir Putin ha destruido pueblos enteros y cometido crímenes contra la humanidad. Se ha mostrado tal como recién lo definió la feminista líder de las Pussy Riot,Maria Alyokhina: «es un maniático y un dictador de manual, una persona sobre la que no tendría que haber opiniones divergentes. La de dictador es la definición más corta y apropiada». Su actuación, a lo largo de 24 meses, puede resumirse en un Decálogo:

1. Inventa consultas para disfrazar de clamor popular tus decisiones ya tomadas. En septiembre de 2022, inventó, en las zonas ocupadas, la realización de referéndums de adhesión a Rusia.  Ninguna autoridad electoral que lo organizara sino soldados armados se encargaron de todo. Al final, se informó del supuesto triunfo de lo que Putin deseaba para legalizar la posesión de los territorios.

El periodista Xavier Colás, de El mundo, apunta: «En abril de 2014, la empresa encuestadora KMIS realizó un estudio representativo en cada una de las ocho regiones del sur y del este, esas en las que Moscú alentó sublevaciones hace ocho años y que ahora ha intentado tomar, ya sin pudor, por las armas. En Donetsk y Lugansk, el apoyo a unirse a Rusia apenas llegaba al 30%. En otras regiones, fue incluso menor. En la región de Járkov, solo el 16% respaldaba sumarse a Rusia. En Zaporiyia y Jersón eran del 6% y 4% respectivamente. La narrativa del Kremlin y sus plebiscitos armados es ficción».

2. Haz que tus legisladores no representen un poder independiente y se apliquen con urgencia y empeño en cumplir tus órdenes. El 27 de septiembre dijeron concluir las irregulares consultas en los territorios de Ucrania ocupados por Rusia, en donde los pobladores se inclinaron por ser rusos. Con agilidad, por unanimidad, el parlamento ruso procedió al armado de los andamios legales para la apropiación legal de una porción del territorio ucraniano.

El 4 de octubre «sin un solo voto en contra, el Consejo de la Federación de Rusia, la Cámara alta o Senado, ha dado luz verde este martes a la anexión de los territorios ucranios que el ejército ruso controla parcialmente. La adhesión formal de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, no reconocida por Ucrania ni por la comunidad internacional, permite al Kremlin justificar su defensa frente al avance de las tropas de Kiev. “Este será el deber sagrado de nuestro país”, ha proclamado la presidenta del Senado, Valentina Matviyenko» documenta el diario El País.

3. Utiliza eufemismos. Ponle otros nombres, pero no reconozcas tus verdaderos actos. El 24 de febrero de 2022, Vladimir Putin presentó la invasión a Ucrania como una Operación militar especial. Durante muchos meses, pretendió que los rusos no dimensionaran las acciones bélicas iniciadas sobre sus vecinos ucranianos.

El 14 de marzo de 2022, el mundo conoció a la periodista Marina Ovsiánnikova al denunciar la guerra en un programa de televisión. Al aire, exhibió una pancarta con la leyenda «No a la guerra. Detengan la guerra. No crean la propaganda. Aquí les están mintiendo. Rusos contra la guerra».

Ella explicó que la ley ilegalizó calificar la guerra como invasión y, en su lugar, ordenaba a los medios de comunicación rusos controlados por el Estado que se refirieran a ella como una operación militar especial. El castigo: 15 años de prisión.

Ovsinánnikova logró salir de Rusia.

4. Miente y adjetiva para descalificar a tus adversarios. Al anunciar el inicio de la agresión total a Ucrania, las palabras de Putin fueron: «Su objetivo es la protección de las personas que, durante ocho años, han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev. Para ellos, buscaremos desmilitarizar y desnazificar Ucrania y llevar ante la justicia a quienes cometieron numerosos crímenes sangrientos contra personas pacíficas, incluidos ciudadanos de la Federación rusa». En su narrativa mentirosa, la nación agredida es la genocida, a la que busca desmilitarizar con una ocupación militar; y, a cuyos defensores califica como nazis, como motivo suficiente para exterminarlos.

5. Combate sin reserva a la verdad y a quienes tratan de descubrirla y exponerla. Hace días, después de diez meses de detención, la periodista María Ponomarenko fue condenada a seis años de prisión por una publicación en Instagram sobre el sangriento ataque ruso a civiles refugiados en el Teatro de Mariupol.

Amnistía Internacional expresó: «La sentencia condenatoria de María Ponomarenko muestra que, en Rusia, decir la verdad, denunciar un crimen de guerra y exigir justicia por el homicidio de civiles se ha convertido en un delito grave que acarrea penas de muchos años de prisión. Su sentencia es un ejemplo más de la injusticia y el cinismo de las autoridades en Rusia, que son inquietantemente habituales. Las autoridades están intentando encerrar a todas aquellas personas que discrepan de ellas e intimidar a otras para que guarden silencio y miren para otro lado, si quieren evitar pasar años entre rejas».

Este es un caso. Hay quienes han sido acusados, juzgados y sentenciados hasta en ausencia.

6. Utiliza, en todo momento, la propaganda. Evita dar información. Dicen que, en la guerra, la propaganda es un recurso. Sin embargo, su abuso contra la propia población tiene por origen la perversidad, la búsqueda de control y la construcción de autómatas en lugar de ciudadanos.

Marie Mendras escribe: «La agresión rusa fue decidida por un hombre, rodeado de otros hombres, sobre la base de una mentira de Estado cada vez más monstruosa, propagada por una poderosa maquinaria de propaganda y represión. El objetivo de la desinformación y las imágenes fabricadas de los horrores cometidos por los llamados «enemigos nazis» es instalar el caos cognitivo, el terror en las mentes y la estupefacción de los rusos, la mitad de los cuales siguen siendo rehenes de la televisión de su país.

»En las escuelas, los profesores tienen que justificar a los alumnos el apoyo a la operación militar especial y difundir las imágenes en las redes sociales. Los directores de la administración, los rectores de las universidades, los directores de escuelas u hospitales, los profesores y los artistas se ven forzados a dimitir si es que osan negarse a apoyar la invasión, quizá porque saben que los ucranianos nunca han amenazado a la Federación Rusa y a sus 135 millones de habitantes».

7. Que no te importe rodearte de tramposos, mercenarios o delincuentes lo que cuenta es que defiendan y luchen por tu causa. Para esta fecha, ya es de conocimiento público la existencia de Wagner un grupo paramilitar ruso para llevar a cabo las acciones más cruentas, inhumanas, viles. Esto incluye el sacrificio de mercenarios en la primera línea de batalla o su ejecución si no realizan una orden con precisión. Total: Putin no busca el prestigio sino la efectividad para su causa. Todo lo que se diga en contra de los actos de sus leales se desestima y si es cierto no importa.

8. Convierte a la opacidad en la característica de tu gobierno. Olvídate de la transparencia y la rendición de cuentas. Volvemos con Marie Mendras: «El sistema se guía por un cálculo temible: eliminar cualquier forma de responsabilidad y rendición de cuentas de los grupos dirigentes, las fuerzas armadas y las administraciones; y arrastrar de esta manera a los rusos a un universo de perversa ensoñación, donde todos abdican de su sentido de la responsabilidad cívica. Así es como gran parte de los habitantes de Rusia han dejado de ser ciudadanos para convertirse en súbditos».

9. Piensa siempre en tu poder y en la elección presidencial en torno a ti, no como un uso democrático. En medio de las acciones bélicas, Vladimir Putin habla de los comicios de 2024. En su largo discurso del 21 de febrero pasado, dice: «Las elecciones tanto locales, como regionales y las presidenciales del 2024 se celebrarán de conformidad con la ley, con el procedimiento constitucional. Las elecciones son importantes y nuestras fuerzas están consolidadas, se basan en el bienestar y la seguridad del pueblo. Nuestra soberanía e intereses nacionales». Total, como cuenta Javier G. Cuesta, todo el país está, ahora, lleno de mensajes que invocan: «Por el presidente, por el ejército, por Rusia».

10. Importan tus intereses, tu orgullo, vanidad y lugar en la historia. El aumento de la pobreza puede esperar. Le interesa su agenda personal y en ella pone todos sus empeños. Sin embargo, su país tiene una realidad económica, muy distante de sus bravuconadas.

Un informe de la Academia Presidencial Rusa de la Administración Nacional de Economía y Administración Pública divulgaba, en 2018: «más de una quinta parte de la población rusa vive ahora en la pobreza. El 22 por ciento de los rusos cae en la «zona de pobreza», lo que significa que no pueden comprar nada más allá de los alimentos básicos necesarios para la subsistencia. El 36 por ciento de los rusos en la «zona de riesgo del consumidor», con ingresos que les permiten comprar alimentos y ropa decentes, pero poco o ningún ingreso disponible, lo que dificulta enormemente la compra de «artículos para un uso más prolongado».

Áurea Moltó actualiza: «Rusia es un país en declive económico y social desde hace más de una década. Con una economía sostenida en las energías fósiles y la industria de armamento, el PIB ruso en 2020 (1,4 billones de dólares) era casi la mitad del de 2013 (2,2 billones), según datos del Banco Mundial. En ese periodo, la renta per cápita se redujo un 37».

A eso, José García Domínguez da una explicación: «Porque las montañas de dólares y de euros que entran en Rusia por esa vía, sin necesidad de tener que hacer casi nada, vuelven a salir después para pagar todo tipo de importaciones extranjeras, desde comida a bolsos italianos de Gucci o yates de lujo. Todo se importa. Todo. Lo que aboca a la quiebra a la industria nacional de bienes de consumo, mucho menos sofisticada y moderna que sus competidoras extranjeras.

»Y así hasta que el precio internacional de la materia prima de turno ya sea petróleo, gas o cualquier otra, se derrumbe por la razón que fuere. Entonces llegan la crisis y el colapso súbito. Es la historia de Venezuela y también la de la Rusia postsoviética. Porque la causa de la pobreza de Rusia posee dos nombres: uno se llama petróleo, el otro gas. Y eso no se resuelve invadiendo a nadie».

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