Por Redacción
Mérida, Yucatán, 23 de septiembre de 2025.- Juana Díaz Jiménez caminó setenta y ocho años bajo el sol de la tierra maya, invisible para el mundo. Sus pasos resonaban, pero el papel que nombra y confirma no existía. Hoy, por fin, una hoja blanca con letras negras le dice: “existes”. Con ella podrá abrir puertas, reclamar derechos que siempre fueron suyos por nacimiento, aunque el viento y el tiempo los ocultaran.
En un acto sereno y luminoso, el Registro Civil extendió su mano a diez almas de 19 a 78 años, hijos e hijas de Kanasín, Tekal de Venegas, Maxcanú, Progreso, Valladolid y Mérida. Diez vidas que ahora tienen un nombre que el Estado reconoce, un eco que no se perderá en el silencio.
Entre ellas, Rosa Melany Santana Chan, cuyo destino la dejó sin papeles tras el rugido de un huracán. Ayer, su historia fue espera y frustración; hoy, la vida le sonríe con un acta que devuelve certidumbre y esperanza.

Jorge Carlos de María Ramírez Granados, guardián de estas identidades desde el Registro Civil, celebró que la justicia llegara con retraso, pero llegara. Reconoció que esta campaña es un abrazo oficial, un gesto que dice: “Cuentas. Eres. Vives.” Y que, con este documento, las ciudades y sus recuerdos, la ley y sus promesas, le abren los brazos a quienes por fin son visibles.
Así, cien nombres ya escritos en los corazones de su gente quedan también grabados en la memoria del país.