Por Redacción
Mérida, Yucatán, 28 de noviembre de 2024.- El Hospital Regional de Alta Especialidad de Yucatán (HRAEY) pasó de ser una promesa de atención médica de calidad, a una ruleta rusa de la muerte para sus pacientes, debido a la inexperiencia y corrupción que ejercen su director Franz Suárez y la administradora del hospital, Rossana Fuentes Suárez.
Ambos han llevado a una situación crítica al nosocomio, al punto de que numerosos médicos han decidido no operar en sus instalaciones, ante la falta de insumos básicos y el deterioro de la infraestructura, lo que ha derivado en condiciones de alarma que ya están cobrando vidas humanas.
La combinación entre el inexperto director actual y la directora administrativa han resultado ser una dupla fatal para el sistema de salud en Yucatán. Hoy, se carece de una atención médica digna y de calidad; quienes logran ingresar, después de largas listas de espera, se enfrentan a la realidad de que muchas muertes que pudieron haberse prevenido, ocurren dentro del hospital.
Ejemplos de esta inacción han derivado en situaciones como que la planta de energía eléctrica del hospital presenta fallas constantes, y los aires acondicionados están inoperantes, lo que obliga a los pacientes a llevar sus propios ventiladores, aumentando el riesgo de infecciones.
El declive en la productividad hospitalaria es el siguiente: en agosto de 2023 se realizaban en promedio 88 intervenciones diarias; hoy son 19.
En el caso de la planta eléctrica, las fallas se deben al nulo mantenimiento, lleva más de un año sin recibir atención. Esto ha provocado constantes fallas en el suministro eléctrico. Fuentes médicas han reportado que en varias ocasiones, durante procedimientos quirúrgicos, se ha perdido la energía eléctrica, poniendo en peligro inminente la vida de los pacientes. La falta de una solución efectiva a este problema refleja una negligencia por parte de la administración del hospital.
El sistema de aire acondicionado lleva más de seis meses sin funcionar, situación peligrosa para pacientes de la tercera edad, niños y personas con condiciones de salud preexistentes, como problemas cardíacos o de tiroides, quienes son más susceptibles al calor extremo. El personal médico afirma que el aumento de la temperatura dentro del hospital ha contribuido a un incremento en la tasa de mortalidad de estos pacientes, en comparación con años anteriores.
La administradora Rossana Fuentes Suárez, una figura proveniente del IMSS, ha sido señalada por prácticas cuestionables como el extravío intencional de facturas y la negativa a pagar a los proveedores, lo que ha desencadenado denuncias penales y quejas ante la Secretaría de la Contraloría.
El ambiente laboral en el hospital es tenso y hostil, afectando directamente al personal médico que, a pesar de poner la camiseta y hasta aportar materiales de su bolsillo, se enfrenta a una burocracia lenta y negligente que limita su capacidad para atender a los pacientes.
Asimismo, la negligencia administrativa derivó en la cancelación de la licitación pública para servicios médicos integrados, que tuvo lugar entre mediados de octubre y el 31 de diciembre de 2023. Esta decisión, calificada como negligencia criminal, resultó en la suspensión de servicios médicos, incrementando la tasa de mortalidad en un 66%. La justificación oficial fue que se estaban «ajustando a los parámetros del presupuesto fiscal 2023».
A esto se suma la falta de claridad sobre el destino de 14 millones de pesos, tal y como se indica en una auditoría reciente. La funcionaria implicada no ha podido explicar el paradero de estos recursos, lo que ha generado aún más dudas y descontento entre la comunidad médica y los pacientes.
Fuentes Suárez, quien enfrenta múltiples denuncias, ya había sido protagonista de un conflicto similar en el Hospital Juárez del IMSS en 2014, donde fue expulsada por el personal de base debido a las pésimas condiciones en que dejó la institución.
Ante el evidente deterioro de las instalaciones, el malestar entre el personal médico se hizo presente durante la reciente visita de Alejandro Svarch, director del IMSS Bienestar. A pesar de los intentos del director del HRAEY, Franz Suárez, por evitar que los médicos se acercaran a dialogar, las quejas sobre la falta de condiciones adecuadas para trabajar fueron expuestas. El personal denunció que la administración no ha mostrado voluntad para resolver los problemas, a pesar de que existen recursos disponibles para ello.
Usuarios revelaron con fotografías el estado del inmueble: techos con filtraciones, humedad en diversas áreas y deterioro visible en general. Estas condiciones no solo afectan la calidad del servicio, sino que también representan un foco de infecciones, agravando la situación sanitaria de los pacientes.