Sheinbaum, entre el poder y el empoderamiento de las mujeres

octubre 4, 2024

Por Kristel Guzmán

¿Quién dijo que el día más importante para una mujer era su boda? Con un vestido blanco que simbolizaba tanto la tradición como la ruptura de estereotipos, Claudia Sheinbaum nos demostró que el verdadero hito en la vida de una mujer y en la historia de un país puede llegar mucho después de lo que la sociedad ha establecido. Su toma de protesta como la primera presidenta de México no solo marca un avance en la política nacional, sino que también reescribe el significado del empoderamiento femenino, recordándonos que el camino hacia la realización personal y el liderazgo puede abrirse en cualquier momento, sin necesidad de seguir los guiones tradicionales.

Este martes, el Zócalo de la Ciudad de México resonó con un coro inédito: “¡Presidenta, presidenta!”. Miles de mexicanos y mexicanas se unieron para presenciar un momento histórico: la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como la primera mujer en asumir la presidencia de México. Para muchas, ese grito fue el eco de generaciones de mujeres que, durante siglos, fueron relegadas a la sombra del poder político.

A primera vista, este evento debería ser celebrado como un paso significativo hacia la equidad de género. Sin embargo, ante las miradas críticas de una sociedad que juzgará más duramente a la actual mandataria por el simple hecho de ser mujer, las acciones de Sheinbaum han generado dudas sobre su verdadero empoderamiento y autonomía. Si bien el acceso de las mujeres al sufragio y a posiciones de liderazgo ha avanzado lentamente, la llegada de una mujer al poder no garantiza automáticamente un cambio profundo en las estructuras patriarcales que han dominado la política.

En un mundo donde las mujeres aún enfrentan enormes barreras para acceder al poder, la presidencia de Sheinbaum debería ser un catalizador para cuestionar el status quo y abogar por un cambio significativo.

La idea de que las mujeres no son aptas para liderar persiste en muchas sociedades, alimentada por estereotipos que las presentan como demasiado emocionales o débiles para ocupar roles de poder. Más allá de los colores, Claudia Sheinbaum cuenta con una notable formación académica, cultural y una conciencia de clase que podría representar un cambio de paradigma. Sin embargo, sus acciones parecen alinearse más con la postura radical de su predecesor, López Obrador, sacrificando quizás la autonomía que podría haber traído su liderazgo; una cuestión que solo el tiempo podrá resolver. Con su mandato, podremos descubrir si ella realmente será el cambio sociocultural que necesita el país.

La toma de protesta presidencial dejó un emotivo momento en gran parte de las mujeres mexicanas. El discurso de Sheinbaum honró a las mujeres que abrieron el camino para su ascenso, lo que, para las nuevas generaciones, fue realmente conmovedor. Pero es vital recordar que el verdadero progreso no radica solo en ocupar un puesto de poder, sino en transformar las estructuras que lo han limitado históricamente. La llegada de una presidenta no debe ser vista como el fin de la lucha por la igualdad de género, sino como el comienzo de un nuevo capítulo: el primer paso en el que todas las mujeres tendrán voz, autonomía y el derecho de moldear su propio destino.

Nuestra presidenta será medida con la vara más alta. A pesar de haber ganado con una mayoría abrumadora, será juzgada más duramente en términos intelectuales por cada una de las decisiones de su sexenio, de una manera más severa que todos aquellos expresidentes que han pasado por este país, y lo será por el simple hecho de ser mujer. El amplio currículum de Sheinbaum ha quedado opacado por los señalamientos de una sociedad machista que asume que las decisiones que tomará no serán propias, perpetuando su mandato a un condicionamiento y manejo por su antecesor. Sin embargo, Claudia no queda reducida a solo ser “mujer”; es académica con una pasión por las ciencias y el medio ambiente. Tiene un amplio recorrido como servidora pública y, en sus épocas estudiantiles, fue ferviente activista social.

El reto que enfrenta Claudia Sheinbaum es monumental. No solo debe demostrar que tiene todo lo necesario, sino que debe hacerlo de manera que inspire a futuras generaciones de mujeres a reclamar su lugar en la política y en todos los ámbitos de la vida pública. Solo así, su ascenso podrá ser considerado un verdadero avance hacia la equidad y un paso firme en la lucha por un mundo más justo.

Kristel Guzmán

Kristel Guzmán

Lic. en Comunicación Social, con más de 8 años en medios de comunicación. Actualmente conduce noticias en el Canal 13 y por la radio con NotiRivas. Fue moderadora del debate a la Gubernatura del Estado del Proceso Electoral 2024.

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