Exportaremos basura en forma de combustible a Europa

Anuncian la construcción de una planta que utilizará los desechos de la zona metropolitana para convertirlos en pellets, una biomasa sólida que puede generar energía y ser usado como combustible

Por Redacción

Mérida, Yucatán, 26 de enero de 2023.- En un par de años Yucatán exportará basura en forma de combustible a Europa con la construcción en Mérida de una Planta de Transformación de Residuos Pellets a cargo de las empresas Alengo y Ciclo.

Dichas empresas, una alemana y la otra local, invertirán 3 mil 500 millones de pesos en esa fábrica que estará en los terrenos del relleno sanitario de la capital yucateca y utilizará los desperdicios de la zona metropolitana.

El secretario municipal de Mérida, Alejandro Ruz Castro, informó que se utilizarán 516 mil toneladas de basura anuales que se generan en los municipios de Umán, Kanasín, Progreso, Conkal, Ucú y Tixpehual y el objetivo es desaparecer los rellenos sanitarios.

“Estamos tomando acciones para evitar los graves problemas de contaminación que el manejo de la basura generaría a corto plazo y para nuestras generaciones futuras”, dijo Ruz Castro, quien acudió en representación del alcalde Renán Barrera Concha.

El secretario de la Comuna informó en el evento que Barrera Concha mantiene reposo unos días debido a que se contagió de influenza.

“Este nuevo paso para tener un Sistema Metropolitano para el Manejo de Residuos, es ejemplo de lo que podemos lograr cuando se trabaja de la mano entre autoridades y empresas social y ambientalmente responsables”, agregó en presencia del Gobernador Mauricio Vila Dosal.

El mandatario, quien acudió como invitado, dijo que cuando se termine de construir dicha planta, Yucatán se va a convertir en exportador de basura en forma de biomasa sólida para poder generar energía y ser utilizado como combustible, mientras que otros estados o países no saben qué hacer con sus residuos.

La operación traerá otros beneficios ambientales, como la reducción de la generación de 2 mil 250 toneladas de Co2 diarias, equivalente a sacar de circulación 4 mil 500 vehículos.

El director de Ciclo, José Antonio Loret de Mola, detalló que la producción de combustible derivado de residuos (CDR) podrá ser utilizado para industrias pesadas como la cementera y de vidrio, cuyos hornos requieren alto poder calorífico, así como para la generación de energía eléctrica.

En esa planta se fabricarán pellets (biomasa sólida) que sustituirán el carbón mineral, un elemento altamente contaminante, y también al gas natural, cuyo suministro se ha visto restringido ante las condiciones geo-políticas actuales.

“En Alemania, en los últimos años, el consumo  de los combustibles derivados de residuos se ha incrementado 16 por ciento, y se espera que siga creciendo aun ritmo mínimo anual del 3 por ciento”, dijo.

“Los residuos que desechamos y que se transformarán en combustible, son una alternativa real para la transición energética mediante combustibles bioenergéticos que reducen la huella de carbono de industrias pesadas”, comentó.

Con esta fábrica desaparecerán los rellenos sanitarios, por lo que se evitará el vertido de lixiviados, la generación de incendios y contaminación atmosférica. Se espera que esté  lista en un plazo de 18 a 24 meses.

Cabe anotar que la Zona Metropolitana de Mérida es un polo de atracción donde viven más del 60% de la población del Estado y sus más de un millón 300 mil pobladores generan 516 mil toneladas de residuos al año que terminan siendo depositados en el relleno sanitario.

Ese volumen de residuos suficiente para llenar 3 veces el campo y las gradas del estadio Kukulcán cada año. La acumulación de todos estos residuos es un riesgo de vertido de lixiviados, de incendios y contaminación atmosférica.

Se estima que las emisiones de gases de efecto invernadero producidos por estos residuos equivale a lo que contaminaría la circulación diaria de 70 mil automóviles cada día, el 10% del total del parque vehicular estatal.

De no tomar ninguna acción, los residuos generados en los hogares, los comercios y las industrias necesitarían en 20 años, un espacio similar al que ocuparían 500 pirámides de Chichén Itzá y se sufriría la contaminación de un parque vehicular similar a más de dos millones de vehículos.