¡A renovar edificios!

Merece la pena, es indispensable para no construir nuevos

Por Raúl Asís Monforte González

Mérida, Yucatán, 18 de noviembre de 2022.- Elsie de Wolfe, también conocida como Lady Mendl y considerada la madre del diseño de interiores, dijo alguna vez: “No existe una casa tan mala que no pueda convertirse en algo que merezca la pena”.

Muchas veces me han preguntado, cuando estoy hablando acerca del cambio climático y la importancia de encabezar acciones tendientes a detener las emisiones de gases de efecto invernadero que lo causan, el motivo por el cual es necesario remodelar los edificios si queremos alcanzar las metas de descarbonización de la economía que todas las naciones del mundo se plantearon en el Acuerdo de París.

En esta columna hemos mencionado varias veces que entre las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero provenientes de las actividades humanas, se encuentra la operación de los edificios durante toda su vida útil y que por esa razón hay que incorporar medidas tanto pasivas como tecnologías activas en su construcción de ahora en adelante y hemos resaltado el hecho de que hoy los compradores e inversionistas, en el proceso de evaluar una posible compra, tienen en cuenta el costo y su huella ambiental a lo largo del tiempo y ya no solamente el costo inicial de adquisición de las propiedades.

Ahora bien, sin duda alguna es una gran contribución diseñar y construir los nuevos edificios teniendo en consideración todas las medidas necesarias para hacerlos carbono neutrales, sin embargo, en los países desarrollados, el 80 por ciento de los edificios que estarán en pie y operando con regularidad en el año 2050, ya han sido construidos hoy. Por esta razón es que se vuelve indispensable llevar a cabo acciones masivas de readaptación de los edificios actuales a las condiciones que necesitan tener en el futuro.

skyscrapers in city against sky
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Un estudio denominado “Global Retrofit Index” llevado a cabo por una empresa de consultoría del Reino Unido, encontró que menos del uno por ciento de los edificios existentes en las mayores economías del mundo, están siendo remodelados para dotarlos de actualizaciones y equipamiento que permita una mayor eficiencia energética, lo cual significa que están muy por debajo de la meta propuesta por la Agencia Internacional de Energía, de alcanzar una tasa de conversión del 2.5 por ciento anual en 2030.

Con esto se está mostrando claramente la necesidad urgente de incrementar significativamente el ritmo a nivel global, mediante acciones gubernamentales ambiciosas de apoyo a la industria de la construcción de edificios. De hecho, para alcanzar el nivel de reducción de emisiones que se requiere, el desempeño energético de todo el inventario de edificios existentes, tiene que mejorar sustancialmente mediante profundas renovaciones. Los países con un inventario edificado más avejentado, tendrán que efectuar mayores esfuerzos.

Todas las naciones del G20, a pesar de algunos logros en reducción de emisiones relacionadas con los edificios, están fallando gravemente en lograrlo a la escala y a la velocidad que se precisa para alcanzar la neutralidad acordada en París.

Así que ¡es hora de remodelar los edificios! Recordemos que no hay ninguno tan malo, que no pueda convertirse en algo que merezca la pena, como decía Elsie.

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