«Soy Barrera por Tixkokob», suelta Renán a vecinos de Pacabtún en la entrega de una calle repavimentada

«Y Concha por Tixpéual», añade. El alcalde de Mérida pide la participación de las y los vecinos para remodelar el parque de San Judas Tadeo y hasta se da el tiempo de pintar de amarillo un paso peatonal

Por Rafael Gómez Chi

Mérida, Yucatán, 14 de junio de 2022.- Renán Barrera Concha cogió la pistola de aire y se agachó a pintar el paso peatonal de amarillo. “A ver, yo lo intento”, había dicho a los trabajadores municipales para terminar los detalles de la repavimentación.

Una decena de reporteros, seis empleados municipales, otro tanto de funcionarios y varias vecinas y vecinos de Pacabtún observaron al alcalde terminar de pintar el paso peatonal luego de supervisar la repavimentación de la calle 65 en la esquina de la avenida 50.

—¿Usted conoció a los Chimuelos? —preguntó el cronista a la señora Teresa Martínez, quien momentos antes había abordado al Alcalde.

—Maare sí.

—¿Dónde vivió el Chimuelo, el jefe? —inquirió el periodista evocando aquellos turbulentos años ochenta del siglo pasado cuando aquella banda de jóvenes asoló el oriente de Mérida.

—Creo que por acá… Creo que todavía vive, pero ya no es vecino de acá… No lo sé…

—¿Usted es fundadora de Pacabtún?

—Uy, tengo casi 50 años viviendo acá…

—¿Y qué le solicitaron al Alcalde?

—El parque. Queremos un parque bonito, con toboganes para nuestros nietos y con andaderas para hacer ejercicio. Nuestros nietos juegan futbol o basquet aquí, pero hay jovencitos de otras partes que solo vienen a tomar acá y no queremos eso —dijo la señora acomodándose a cada rato el cubrebocas.

El parque de marras se llama San Judas Tadeo. Hay una cancha cercada, algunos juegos de metal y una capillita en honor al santo epónimo del lugar, a un par de calles de la parroquia de Cristo Rey.

Renán Barrera aprovechó la visita de entrega de la repavimentación de la calle 65, en la que se invirtieron 786 mil 551.47 pesos provenientes de recursos fiscales propios, para instruir a que se haga una junta vecinal y sean los habitantes del rumbo los que decidan qué es lo que se hará en ese parque.

—Tenemos 500 parques en el municipio y yo me acuerdo que de niño me tocó los que tenían areneros —recordó el edil.

Un vecino interrumpió para decir que nunca los había visitado un Presidente Municipal.

—¿No hemos venido antes? —preguntó Renán con un atisbo de sorpresa en la mirada.

—¡Ay, pero la calle quedó bonita! —terció doña Teresa.

—Fue a raíz de una petición de un miércoles ciudadano en noviembre del año pasado, tomamos nota y en la medida en que vamos avanzando las atendemos —dijo el alcalde y les pidió que en el tema del parque se pongan de acuerdo para el diseño participativo.

Luego Renán caminó dos pasos y sin más ni más soltó: “Soy Barrera por Tixkokob y Concha por Tixpéual”, en respuesta a algo que susurraron antes con él las vecinas.

El edil se sentó en una banca de concreto a verificar si había sido bien colocada. “Maare sí aguanta”, dijo presionando con su cuerpo y ensuciándose las manos y parte de los pantalones con cemento fresco.

—No se vaya a caer como el puente de Cuernavaca —bromeó el cronista.

—No. Por eso mandamos primero a la avanzada… y a la prensa —dijo con su habitual humor.

Recorrió la calle 65 del parque hasta la esquina con la 50. Saludó a varios vecinos, pintó un pedazo del paso peatonal y atendió a la prensa bajo el ardiente sol de las diez de la mañana. Mientras los colegas hacían preguntas sobre política al edil, el cronista se quedó mirando un frondoso árbol de tamarindos pensando cómo podrían cosecharse en la vía pública.

A esa hora de la mañana Pacabtún lucía un sosiego tan espeso como la ausencia de aquella banda de los Chimuelos que lo asoló hace 40 años.