Mérida, Yucatán, 21 de agosto de 2025. – Inclusión más allá de la infancia: iniciativas ciudadanas allanan el sendero para adolescentes y jóvenes con autismo en Yucatán.
En el camino hacia una sociedad más inclusiva, especialistas y familias coinciden en que los esfuerzos institucionales aún son insuficientes. Aunque en la entidad existe un centro estatal de atención, las necesidades de adolescentes y jóvenes con autismo suelen quedar fuera de los programas, que en su mayoría se limitan hasta los 12 años de edad.

Ante este vacío, iniciativas ciudadanas se han convertido en un motor de cambio. Un ejemplo es el Club Activo Autismo, fundado hace tres años en Mérida por Lucy Cantellano, madre de un joven diagnosticado con trastorno del espectro autista (TEA). Lo que inició como un espacio de juego y deporte tras la pandemia se transformó en una comunidad que hoy reúne a más de 200 familias para socializar, compartir información y crear oportunidades de desarrollo.
“Las terapias y apoyos casi siempre se detienen en la infancia. Pero la adolescencia también es una etapa crucial: ellos quieren convivir, aprender, trabajar y construir un futuro”, señala Cantellano.
Con esta visión, el club decidió dar un paso hacia la inclusión laboral con la creación de prácticas prelaborales dirigidas a jóvenes de entre 12 y 19 años. El próximo domingo 24 de agosto, 26 participantes tendrán su primera experiencia en un café comunitario, montado en un local junto a la panadería Ki’ichpam, en la carretera a Motul.
Durante tres turnos, desempeñarán roles como anfitriones, meseros, preparadores de alimentos, lavalozas y cajeros. Para prepararse, realizarán ensayos sensoriales y recibirán una remuneración simbólica, con el objetivo de vincular esfuerzo y recompensa.
“Queremos que vivan la experiencia completa: atender, servir, cobrar y recibir un pago. Eso les da confianza y demuestra que son capaces de realizar tareas laborales”, explica la fundadora.
Aunque no es un centro terapéutico ni educativo, el Club Activo Autismo busca generar las oportunidades que aún no existen en otros espacios. De hecho, ya planean un segundo café en diciembre con temática navideña.
El proyecto ha despertado el interés de terapeutas, familias y autoridades, incluido un diputado local que impulsa una ley de autismo en Yucatán, además del respaldo del Instituto para la Inclusión de Personas con Discapacidad (IPEDEY).

Más que un evento, este esfuerzo comunitario representa un mensaje claro: la inclusión debe abrirse camino en todas las etapas de la vida, garantizando que niñas, niños, adolescentes y jóvenes con autismo encuentren espacios donde puedan crecer, participar y proyectar su futuro.