Por Rafael Gómez Chi
Mérida, Yucatán, 14 de Marzo de 2025. – El 13 de marzo de 1303, en Verona, Italia, Julieta Capuleto se presentó al juzgado a denunciar a Romeo Montesco. Según Joaquín Sabina la querella fue “por malos tratos”, pero la realidad fue otra.
Julieta declaró ante el juez que “el 10 de marzo de 1303, Romeo Montesco, hijo de los Montesco, me golpeó en la cara en el jardín de mi familia. Esto no es el primer incidente de violencia por parte de Romeo. Ha demostrado un patrón de comportamiento agresivo y controlador hacia mí”.
La mujer presentó como testigos a la enfermera de su familia que la atendió después del incidente y a Benvolio, su primo, quien presenció la agresión. Además, expuso la marca que dejó en su mejilla el puñetazo de Romeo y la ropa que llevaba puesta ese día debido a que se manchó de sangre.
Julieta solicitó que se tomen medidas para protegerla de Romeo Montesco, a quien demandó investigar y castigar por su comportamiento violento.
No es el final feliz de una obra clásica de la literatura pero es un hecho alternativo que demuestra que ninguna pareja es ajena a estas situaciones. Prefiero imaginar esos finales alternos porque creo que la realidad actual es muy diferente a la que nos contaron. La violencia no es ningún camino válido en ninguna parte.