Vaciar, aplastar, tapar y disponer para reciclar: la infinita vida de una botella de refresco o de agua

mayo 10, 2023

Bepensa, socia de PetStar, en el proceso de reciclar todos los envases de sus productos en el mercado. Visita a la planta más grande del mundo de reciclado de grado alimenticio

Por Rafael Gómez Chi

Toluca, Estado de México, 10 de mayo de 2023.- El reciclaje de una botella de PET es como el mito del uróboro, la serpiente que se chupa el caramelo de su cola, porque es infinito.

Y en PetStar, la planta más grande del mundo de reciclaje de grado alimenticio, las botellas de PET de refrescos o de agua vuelven a ser útiles incontables veces y de la mano de sus socios, los embotelladores de Coca Cola de México, pretenden que a corto plazo ninguno de esos envases llegue a los tiraderos sino que todos sean reciclados ad infinitum.

Bebidas Peninsulares SA de CV (Bepensa) recicla actualmente siete de cada diez botellas que pone en el mercado de sus refrescos o de agua, pero la intención es que sean diez de diez y por eso han puesto en marcha un proyecto de recolección y reciclaje en la Península de Yucatán.

Bepensa invitó a varios medios de comunicación, entre ellos El Cronista Yucatán, a conocer  el proceso de acopio y reciclaje en la planta de PetStar en el Estado de México, donde trituran 350 mil botellas por hora, es decir, 8.4 millones al día, lo que nos da una idea de la cantidad de envases de PET (y de refrescos y agua) que se consumen en México a diario.

El viaje inició en le Botelloteca de la planta de acopio, donde las encargadas de dirigir el funcionamiento de la empresa explicaron el modelo de negocios por medio del cual recogen las millones de botellas de PET a través de 1,500 pequeñas y medianas empresas de personas que se dedican a evitar que los envases se vayan a los tiraderos.

En ese lugar se exhiben todas las botellas de todos los tipos de plásticos que se utilizan en México y que contienen no solo refrescos o agua, sino líquidos como detergentes o sustancias de limpieza, a fin de que el visitante pueda tener una idea de lo que significa recoger y reciclar en un país como el nuestro.

Las y los pepenados recogen PET, aluminio y cartón, pero a las ocho plantas de acopio que tiene PetStar en el país, una de ellas en el municipio de Umán, solo llegan los envases de plástico y de ahí son enviadas a Toluca, donde son separadas por personal especializado, a fin de que solo seleccionen las que pueden volver a ser envases de grado alimenticio y las que no, son vueltas a separar pero para otros usos, como pueden ser fibras para lavar los trastes, camisetas, botas, alfombras para automóviles o lapiceros.

Y para que puedan ser utilizables y recicladas de manera correcta las botellas, lo primero que se le pide al consumidor es que cuando se termine el líquido y esté vacío el recipiente, lo aplaste, le coloque la tapa y lo deposite en lugares adecuados. “Es importante que le dejen la tapa y la etiqueta porque aquí en la planta eso nos sirve para que hagamos cajas de refrescos para nuestros socios. También es importante que no laven las botellas porque no tiene caso, aquí son lavadas con agua reutilizable que nos permite ahorro del líquido”, dijo Ximena Martínez, gerente de Comunicación de PetStar.

En la planta, a la que los medios llegamos acompañados por Agustín Menéndez Reyes, gerente de Asuntos Corporativos de Bepensa, y Felipe Solís Mier y Terán, gerente de Proyectos Especiales, y un equipo de comunicación de la empresa, se explicó que el proyecto exige que la recoja de los envases sea sin utilizar a las infancias y para ello se realizan auditorías constantes, a fin de vigilar que así sea.

Y cuando llegan los contenedores son pesados y al empresario se le paga casi de inmediato a fin de que para él sea una actividad rentable, legal y activa para la economía y el medio ambiente. Además, tienen un laboratorio en el que examinan la conformación química de las botellas para decirle a los socios cuáles pueden ser recicladas con grado alimenticio y cuáles no. En el caso de Bepensa, en la actualidad utiliza el 30 por ciento de una botella con resinas recicladas de grado alimenticio y pretenden que la composición sea del 50 por ciento.

Ahí preguntó el cronista hasta cuántas veces se puede reciclar una botella de agua o de Coca Cola. “Es infinito”, dijo Ximena.

En la planta de acopio solo se recupera el PET, el cual se separa por categorías a fin de que se mantenga la calidad en el momento de que sea una resina de grado alimenticio. “Se trata de seleccionar, acopiar y reciclar entre 10 mil y 11 mil toneladas de botellas al año”, dijeron.

Una paca de botellas que se compactan en una prensa Harmony, operada por especialistas, pesa media tonelada y no lo parece porque no ocupa demasiado espacio. En el museo que tienen en la planta de reciclaje explicaron visualmente el espacio que ocupan 220 botellas sin aplastar y ya aplastadas. La diferencia es importante.

De la planta de acopio a la de reciclaje hay que trasladarse varios kilómetros por la ciudad de Toluca, pues la primera se localiza en la calle Francisco Villa, en La Magdalena, y la segunda en el Parque Industrial San Cayetano, donde antes de conocer el proceso los y las periodistas presenciaron un video en el que se explica que la madre naturaleza ha estado en el planeta por más de 4 mil 500 millones de años y no necesita de los seres humanos.

Ximena explicó que las botellas y las etiquetas se reciclan en cajas que a su vez son utilizables hasta 25 veces y luego también son reutilizadas. Y en el caso de las botellas, entran a un proceso de una nueva selección a fin de evitar las que no sirven para grado alimenticio.

Primero son lavadas en una maquina que funciona con agua reutilizable hasta nueve veces y después pasa por bandas que de nuevo seleccionan hasta que llega a un grupo de personas que cada tres horas cambian de turno para evitar que se vayan a la trituradora las que no sirven. Una vez trituradas las botellas van a otras máquinas que las transforman en pellets cristalinos que son las resinas que se moldean para que las empresas como Bepensa fabriquen sus botellas.

El proyecto es recoger todas las botellas de la calle, del mercado, de las casas, de todas partes para evitar que vayan a los tiraderos y luego acaben en los ríos, lagunas o mares, pues la intención de los embotelladores de Coca Cola, como Bepensa, es evitar este tipo de contaminación y aportar a la recuperación y cuidado del medio ambiente.

El Cronista Yucatán

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