Aventarse como «El Borras» a explorar y refinar el litio

Por Raúl Asís Monforte González

Mérida, Yucatán, 10 de noviembre de 2021.- Mientras más opiniones escucho o leo de las personas que tienen en sus manos la grave responsabilidad del sector energético de nuestro país, más me pongo a temblar de terror. Y son tantas las mentiras, los conceptos equivocados, y las barbaridades que se expresan respecto del sector eléctrico al intentar defender la absurda iniciativa de reforma energética enviada por el Presidente al congreso, que a veces nos olvidamos de un aspecto de la misma que es igual o más grave que el eléctrico, me refiero a esa mala broma de la nacionalización del litio. 

En una reciente emisión de un programa de televisión, el politólogo Genaro Lozano le pregunta a la secretaria de energía Rocío Nahle en referencia al litio: ¿porqué hacer un monopolio de un mineral del que no sabemos todavía cuanto hay en el país? ¿Cómo lo vamos a explorar? ¿De dónde va a salir el dinero para desarrollar esa tecnología que nos hace falta?

Con natural desparpajo ella respondió: “Cuando Lázaro Cárdenas en 1938 dice a ver, me voy a quedar con el petróleo, en ese momento se decía lo mismo que usted está diciendo, ¿cómo le van a hacer, de dónde van a sacar el dinero? ¡No estamos preparados! Y esa decisión, por 8 décadas nos dio riqueza, nos dio hospitales, nos dio escuelas, caminos, etcétera. El litio va a ser igual y yo creo que va a ser más rápido. Es un mineral estratégico para la fabricación de estas baterías que se están empezando a construir”.

En principio, quien sabe si es verdad que se decía eso, y en segundo, las circunstancias son muy distintas, ¡eso ocurrió hace casi un siglo, por Dios! Pero aún si fuera medianamente verdad, estaría afirmando implícitamente que Lázaro Cárdenas tomó una decisión precipitada y aventurada, carente de un plan o estrategia, pero que corrió con suerte, ya que logró hacer del petróleo un negocio muy fructífero para México. 

Y entonces, su peculiar sentido de la lógica le dice que hoy, a imagen y semejanza del Tata Lázaro, o más bien de “El Borras”, aquel inolvidable personaje de la exitosa serie de comedia mexicana “Los Beverly de Peralvillo”, puede igual aventarse a tomar una decisión trascendental y estratégica para México, sin poseer la más mínima idea ni de la cantidad de ese mineral que yace en el subsuelo de nuestra geografía nacional, ni de la tecnología que se necesita para explorarlo y refinarlo, ni del mercado actual y sus tendencias a futuro, o de sus externalidades económicas y financieras. 

A pesar de que a las pilas se les conoce con el nombre “baterías de iones de litio”, no es éste mineral el único componente empleado en su fabricación. En realidad los pilares fundamentales del futuro energético, son un conjunto de tierras raras y minerales críticos como el cobalto, el níquel o el manganeso, además por supuesto del litio. Ellos son los componentes esenciales de las baterías que ya están dotando de energía a los automóviles eléctricos, pero también de los imanes usados en las turbinas eólicas y otras múltiples aplicaciones. 

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Hoy, el 90% del mercado de refinado de tierras raras y el 70% de la producción y refinado del cobalto, se encuentra bajo el control de China. Para enfrentar esa férrea competencia, no se trata solamente de extraer litio y venderlo, sino que es necesario desarrollar desde cero, toda una cadena de suministro doméstica o regional, y ya no hay tiempo que perder para llevar a cabo dicha tarea. Se requiere desarrollar nueva tecnología, establecer un marco regulatorio y de políticas públicas modernas, que favorezcan la innovación y la inversión, lejos de obstaculizarlas. 

Tampoco es cuestión de solamente poseer vastos yacimientos del mineral dentro de nuestras fronteras. Países ricos, poderosos y muy avanzados tecnológicamente como Estados Unidos y Canadá, cuentan con abundantes depósitos, pero carecen de una tecnología amigable con el medio ambiente para explotarlos adecuadamente. 

Los métodos que actualmente existen para explotar y refinar esos minerales críticos, la pirometalurgia y la hidrometalurgia, poseen factores externos que desvirtúan la conveniencia de utilizarlos en economías que han optado por transitar hacia lo sostenible. La pirometalurgia es el acto de separar el mineral crudo por medio de la fundición, y es una tecnología en extremo intensiva en uso de energía y altamente emisora de gases de efecto invernadero. Por su parte, la hidrometalurgia es un proceso de lixiviación de los minerales críticos a partir del material crudo, usando ciclos de aplicación de ácido, lo cual es sumamente nocivo para los ambientes locales. 

Ante el impresionante incremento pronosticado de la demanda, China y la República Democrática del Congo se han mostrado dispuestos, sin ningún pudor, a emplear masivamente esas técnicas dañinas con el medio ambiente, con tal de mantener el liderazgo del mercado global, pero los Estados Unidos y Canadá, nuestros principales socios comerciales en el TMEC, no lo están, y difícilmente permitirían que México imite a los dos primeros. 

Existen nuevas tecnologías como la electro extracción, pero aún necesita escalarse, y para eso se necesita mucha investigación, desarrollo, y enormes flujos de capital que Estados Unidos ya está contemplando para hacer frente a la competencia China. Estatizar el litio en México podría ser un impedimento importante para hacer esfuerzos conjuntos con nuestros vecinos del norte, que permitan crear esas cadenas de suministro regionales, y hacerlo muy rápidamente, pero con la adecuada planeación, para aprovechar todo el potencial de nuestro país y convertirlo en auténtica riqueza. 

En suma, tal parece que Rocío Nahle está dispuesta a lanzar nuestro país al vacío, pero con un detente firmemente atado al Istmo de Tehuantepéc, lo cual cree que lo hará aterrizar suavemente sobre un prado de abundantes riquezas y prosperidad, que llegarán por añadidura, y de las cuales todos podremos disfrutar sin mediar esfuerzo alguno, como un merecido presente con el que nos distingue la madre tierra, siempre tan pródiga con los mexicanos.
© Copyright 2021. Raúl Asís Monforte González. Todos los derechos reservados. Mérida, Yucatán a 06 de noviembre de 2021
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